Un cajón para recopilar experiencias, desahogos y reflexiones, pero sobre todo, un lugar para compartir. Realizando el Camino de Santiago descubrí que soy MÁS YO Y MÁS FELIZ, y que compartirlo en los foros de los diferentes caminos ha ayudado y animado a mucha gente a aventurarse a hacerlo o simplemente desplazarse y vivirlo con el pensamiento. Sirva entonces este lugar como punto de encuentro de todas esas publicaciones que se perdieron en Facebook...
7a ETAPA CAMINO DE SANTIAGO DE INVIERNO: A POBRA DO BROLLÓN - MONFORTE DE LEMOS (12,59 Kms).
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27 de Octubre de 2023
Lluvia, mucha lluvia toda la noche, "a mansalva" que decimos en mi tierra. Las pocas veces que me he despertado era el único sonido de fondo ahí fuera. En la oscuridad y silencio de la habitación el único sentido que podías activar era el del oído para eso, para escuchar una continua ráfaga de lluvia cayendo sobre la tierra sin ninguna nota discordante que hiciera pensar en que fuera a aflojar el ritmo en algún momento. Se nota que en el albergue somos solo tres almas, y ninguno ronca (o eso creo de mí mismo). Y así se empodera el sonido de la lluvia..., para hacerte pensar en la que te espera el día de mañana.
No he puesto el despertador temprano, la etapa es corta y me apetece descansar. Si me desperté temprano ha sido por los movimientos de la pareja italiana, que intentaban no molestarme usando la luz de un frontal, por lo que tras darles los buenos días desde mi cama a lo lejos les he sugerido encender la luz de la habitación, que no sería molestia para mí. Mientras ellos recogían y se iban alejando de la habitación, primero al comedor para desayunar y después al vestíbulo para ponerse las botas y marchar, yo esperaba calentito bajo la manta ojeando en el móvil las redes sociales y las anotaciones en el calendario para la etapa de hoy, que en mi planificación es el ecuador de mi Camino de Invierno
Cuando los italianos se fueron me quedé con este nuevo albergue para mí solo, no había llegado aún ni la hospitalera, y entonces me animé a salir de la litera. Lavado de cara, ropa seca y dedico un rato a volver a ordenar el contenido de la mochila, haciendo uso de varias bolsas de plástico para proteger la ropa y demás enseres de otra posible intromisión del agua en su interior.
Una vez ordenado todo me he dirigido a la cocina de la sala de relax. La hospitalera nos dejó preparado ayer los ingredientes de una bebida caliente para cada uno, en mi caso una cápsula de café y leche sobre una taza y su platillo. Así que me he preparado el café y he sacado los bollitos rellenos de cacao y las rosquillas que siempre llevo para desayunar en el albergue en lugar de tener que parar en algún bar del pueblo. Me he sentado en una mesa junto a la ventana, disfrutando del silencio y observando los edificios de alrededor, la mañana fría que se ha presentado, el cielo en un quiero y no puedo de nubes que se abren y se vuelven a apretujar, y la calle encharcada y desangelada...
Tras este ratito en el que las prisas ni están ni se las espera, termino de recoger y salgo con todo al vestíbulo para ponerme las botas y, mochila a los hombros, comenzar la etapa de hoy. Un saludo y un adiós a la hospitalera, que se encontraba abajo hablando por teléfono, y enfilo la calle abajo para buscar la salida del pueblo, no sin antes parar en el puente sobre el Río Saá para tomar unas fotos de este y de su entorno.
La calle principal presenta más vida esta mañana, y la gente se agolpa en la puerta de los bares. Al llegar a la altura del pequeño Ayuntamiento giro a la izquierda, y ya comienza a extenderse el paisaje rural. He parado a saludar a un simpático rebaño de ovejas, que siempre captan mi atención en todos los caminos, y a fotografiar las primeras señales del Camino de Santiago.
Delante mía caminan agitadas dos señoras, una más mayor que otra, que entiendo son madre e hija. Creo que vuelven aceleradas a casa después de un frustrado paseo que alguna discusión intrascendente ha motivado. Ni el sonido de mis bastones las apartó de esa discusión en la que ambas intentan tener razón, y donde la hija parece perder la paciencia. En realidad me enternece la escena, las entiendo a las dos y me veo a mí años pasados. Solo las personas que son cuidadoras de personas dependientes entenderán por qué lo digo...
Camino con buen ánimo, olvidado ya el difícil día de ayer. Lo pone fácil el hecho de que el camino se presenta muy llano y que se asoma el sol a ratos. Esto hace que podamos caminar con la cabeza alta y disfrutar del precioso entorno de verde y agua que nos rodea, acompañados por el Río Saá a nuestra izquierda oculto tras portentosos árboles y espesa vegetación. Un tronco cruza en lo alto el camino de lado a lado, algún árbol que no ha aguantado los envites de borrascas anteriores, y parece enmarcar la entrada a un mágico lugar donde el atrezzo se presta a ello ...
El sonido del curso del río comienza a hacerse más patente y cercano, y en un determinado punto delata alguna caída o cascada que no me quiero perder. Solo tenía que introducirme unos metros en la verde espesura para disfrutar del privilegio de un precioso rincón donde la humedad, los helechos y el río se exhiben presumidos. Me imagino a pequeños seres fantásticos corriendo a esconderse ante la intromisión de este peregrino para observarme mimetizados con el medio, y estos pequeños descubrimientos son los que me alegran el día...
El Río Saá nos proporcionan postales bellas, pero también nos muestra su personalidad. Es un río territorial, y como tal marca su territorio apropiándose de algunos tramos del camino. Para convivir con ello, veremos un largo y guapísimo Pasal de Piedra en mitad del camino como un sendero alternativo para salvar el curso de agua que lo invade todo jaleado además por las lluvias de días pasados, y que nos acompaña bajo nuestros pies. Este largo tramo de baldosas de piedra alineadas enriquece aún más los atractivos de esta corta etapa que solapa grandes tesoros en su pequeño recorrido. La guinda la puso un mullido prado verde donde habitan enormes vacas rubias que me he afanado en fotografiar desde la protección que me brinda el pasal para no volver a empaparme las botas.
La siguiente parada obligatoria ha sido cuando he llegado a la señal que indica el desvío a la derecha hacia el Castro de San Lourenzo. Fue un poblado fortificado construido tras la conquista romana (entre los siglos I y II) para acoger a los trabajadores de las minas de oro de la zona, aunque posteriores investigaciones lo relacionan también con la metalurgia del hierro.
Durante el medievo los vecinos de Cereixa emplazaron aquí una Ermita en honor a San Lorenzo, se dice que para cristianizar este castro pagano donde se veneraban deidades prerromanas, y que los campesinos utilizaban al Santo en sus prerrogativas por el agua en los meses de verano. Su fiesta se celebra el 10 de agosto y una antigua tradición consistía en sumergir los pies del Santo en el agua del río para trasladarlo después al fuerte ubicado en este Castro, romería que los benefactores de este recinto arqueológico, un colectivo vecinal llamado Asociación María Castaña, recuperaron en 2016.
En 2017 se encontraron varias tumbas medievales en los restos de la antigua Ermita, lo que reforzó la creencia de que lejos de ser una simple capilla rural, era esta una Iglesia de larga trayectoria (entre los siglos XI y XIX ) vinculada a la ruta de peregrinación del Camino de Invierno.
Para llegar aquí solo tenemos que desviarnos unos 200 metros, y al final de una pequeña cuesta junto a una zona pantanosa se encuentra este remanso de paz y buena energía que se mostraba disponible para mí solo. De este valle que se nos presenta nada más llegar arriba en toda su magnitud a simple vista, destacan con todo su protagonismo los restos arqueológicos emergidos, una apartada agrupación de árboles bajo la cual se enclava la caseta que usan los técnicos y el rótulo de hierro elevado con el nombre del castro. Merece la pena la visita en solitario y dedicar un rato a impregnarse de lo que este espacio te quiera transmitir. Yo descansé aquí un rato, hasta que el viento que empezó a levantarse y el cielo que estaba comenzando a ponerse negro me animaron a salir de nuevo al camino.
No me he encontrado ni un alma al atravesar Cereixa, a donde llegamos tras cruzar un pequeño puente sobre nuestro compañero de viaje estos primeros kilómetros de la etapa. Mi siguiente parada ha sido en la Parroquia de San Pedro de Cereixa. Llama la atención ya a lo lejos, cuando divisamos una gran explanada con un crucero y el lateral de una gran Iglesia encalada donde destaca la silueta de una enorme cruz amarilla. El camino nos desvía a la derecha antes de llegar a la Iglesia, pero yo he llegado hasta su fachada frontal, sabedor de que aunque lo intentase, me la iba a encontrar cerrada, una pena pues he podido ver por internet una foto de su colorido retablo e imágenes que me hubiese gustado ver en persona. Se dice que en esta parroquia nació María Castaña, "miembro del partido lucense que organizó las revueltas contra el Obispo de Lugo en el siglo XIV" ( FUENTE: turismo.gal). Pese a que desde niño siempre había escuchado la coletilla popular de "eso es de los tiempos de maricastaña", desconocía el origen de esta referencia temporal, y mira por donde hoy estoy delante del lugar donde nació esta heroína gallega que se enfrentó al poder eclesiástico cuando el señorío de la ciudad de Lugo pasó a manos de la Catedral de esta ciudad tras ratificar el Rey Fernando II de León el testamento del Obispo Odoario, revuelta que acabó con la muerte del mayordomo del Obispo Pedro López de Aguiar y condenando a María Castaña y sus dos hijos a donar todos sus bienes. Pero a pesar de ello, su arrojo ya la había convertido para siempre en una heroína...
Comienza a llover, de momento chispeando, y es momento de aligerar de nuevo el paso hacia Rairos, continuando por solitarios y fríos senderos donde el viento se encarrila adelantándose a mis pasos y arrastrando hojas caídas de los árboles que se estrellan con mis pantorrillas. A pesar de ello este camino, como lo viene siendo desde el inicio de la etapa, es hermoso, y así disfruto siempre de todos los recorridos donde reina la vegetación abundante. He parado a saludar un precioso burro que se acercó al vallado junto el camino a dejarse llevar por las caricias de la que sería seguramente su única novedad del día. Qué pena me da avanzar con la mirada puesta en estos solitarios animales expuestos a las inclemencias metereológicas que no dejan de mirarte hasta que te pierden de vista...
Al llegar a Rairos me encuentro con un grupo reducido de ovejas saliendo del establo de una vivienda. No tendría mayor importancia de no ser porque detrás de ellas salió un perro enorme que al verme se dirigió hacia mí. Imaginé que las estaba protegiendo y yo era un intruso en ese momento, sin embargo el perro solo se acercó para olisquearme, volviendo después hacia el pequeño rebaño, detenido en mitad del camino. Mientras las ovejas estuvieran paradas en ese punto se me hacía peligroso intentar avanzar por si el perro cambiaba de actitud, pero resultó que este decidió marcharse hacia otro punto abandonando al rebaño y yo aligeré entonces mis pasos para dejar atrás a las ovejas. Sin embargo estas seguían empecinadas en ponerme en aprietos, y en lugar de apartarse a un lado o simplemente ignorarme, parecían huir sendero arriba delante mía por la larga pista forestal que desde aquí comienza. Esto me generó otra preocupación, porque cuanto más avanzaba yo, más avanzaban las ovejas alejándose de la aldea, y me sentía culpable. La tensión que está situación me estaba generando se mezclaba con la ternura que me inspiraban los terneritos casi recién nacidos que giraban su cabeza para mirarme contrariados mientras seguían apresurados a sus madres. Y menos mal que por fin una de ellas que debía ser la líder optó por cambiar la dirección del recorrido girando hacia atrás como si se hubiese topado con un cartel de "límite de tarifa urbana" de los taxis, pasando a toda velocidad a mi lado cuesta abajo seguida por el resto de la tropa, para mi alivio...
A mitad de la cuesta se ha abierto el cielo para dejar caer una enorme tromba de agua casi sin darme tiempo a situarme a un lado bajo un árbol para quitarme la mochila y ponerme el chubasquero. Debo de seguir practicando el arte de ponerme este impermeable yo solo y aprender a cubrir la mochila con él sin ayuda de una segunda persona, porque lo he conseguido con muchas dificultades. Sobre todo porque en adelante no puedo volver a cometer el error de no cubrir la mochila también con el chubasquero si quiero evitar que se me continúe empapando la ropa , pero es lo que tiene también este mágico Camino de Invierno, que no me cruzo con nadie para echarme una mano y jamás voy a ver una desventaja en eso ...
Camino un rato bajo la lluvia. Mirar al suelo hace que centre los sentidos en otras cosas que no son las que me rodean, y he notado entonces que me molesta la almohadilla de la planta del pie izquierdo. Una molestia que ya me es familiar, y no quiero pensar que con lo bien que iba caminando todos estos días, la humedad me esté provocando ampollas. Haré el diagnóstico cuando me vaya a la ducha...
Por fin llego a las postrimerías de Monforte de Lemos. Nos encontraremos de frente con una bifurcación y dos mojones que nos ponen en la tesitura de elegir por dónde queremos llegar a Monforte: a la derecha por un camino complementario de 2,145 kms. donde destaca el entorno natural y paisajístico, o seguir a la izquierda por el camino principal y hacer 2,549 kms. Puesto que toda la etapa en sí ha sido especialmente rica en valores paisajísticos, he optado por continuar por el camino principal. No sé cómo será desde el otro lado, pero desde esta ruta podemos contemplar a lo lejos el Castillo de Monforte de Lemos controlando desde la cima de una colina, como siempre ha sido, la llegada de foráneos como yo a sus fronteras.
Cuando me topo de frente con las vías del tren debo girar a la derecha (está señalizado) para dirigirme al que será mi alojamiento la noche de hoy, el Albergue Lemavo. Quienes tengan otras opciones o continúen su camino, deberán girar a la izquierda para cruzar a través del paso a nivel. El albergue se encuentra a unos 100 metros, justo frente a la estación de ferrocarriles de Monforte, y a la altura de una pasarela peatonal que permite cruzar al otro lado de las vías. Este entorno ya de por sí me gusta bastante, y las buenas sensaciones continúan al llegar al alojamiento.
A la vez que yo llegaron en coche un chico y una chica jóvenes que sonrientes me saludaban mientras avisaban a su madre de mi presencia. Y ahí apareció Begoña mandil en ristre, alma máter de esta casa/hogar que acoge peregrinos. Y es que desde el principio te hacen sentirte con la libertad de estar en tu casa: tras quitarme las botas Begoña me invitó a subir a la planta de arriba a instalarme y descansar sin dejarme pagar siquiera, ya lo haría luego. Mientras ella se quedaba con mi DNI para hacer el registro y la credencial para sellarla, yo me ubiqué en la litera baja de 135 cm de colchón para mí solito que ya me habían preparado, para comenzar a sacar cosas de la mochila. Frente a mí litera hay una pequeña sala con cocina que me ha enamorado: conserva un antiguo horno y fogón de leña que me ha recordado a la casa que mis tíos Manolo y Trini tenían en el casco antiguo de Sevilla, frente al Convento del Socorro. Aquí disponemos de todo lo necesario para cocinar por lo que seguramente opte por cenar aquí esta noche. Por la ventana una bonita vista hacia el horizonte y un patrio trasero del albergue alfombrado de verde al que estoy seguro le dan buen uso en primavera y verano.
He tomado una reconfortante ducha de agua caliente que me ha dejado nuevo, abusando de que aquí disponemos de gel de baño y hasta champú del pelo con olores que alimentan. Definitivamente se confirma que me ha salido una respetable ampolla en la planta del pié y en el peor lugar para caminar de una forma mínimamente cómoda. Las lluvias de días anteriores y las botas empapadas un día sí y otro también han tenido mucho que ver en ello. No me queda más remedio que sacar resignado de la mochila el neceser de las curas para pincharme la ampolla e intentar secarla todos los días a partir de ahora. Lo peor es que como sucede siempre, si hasta ahora la podíamos ignorar, cuando la pinchas y curas más te duele.
Una vez transformado de nuevo en ciudadano normal, he bajado para pagar la estancia,incluyendo el desayuno para mañana, y preguntar a Begoña por algún restaurante cercano donde poder almorzar un buen menú de "cuchareo", hoy que he llegado bien a la hora de comer. Me ha recomendado la CerveceríaManhattan, a unos 100 metros desde el paso a nivel a la izquierda, pero antes ella misma ha telefoneado para preguntar qué les quedaba disponible del menú de hoy para comer, por si había algo que no me gustaba recomendarme otro lugar. Y allí que me dirigí para disfrutar de una fuente de callos con garbanzos de los que repetí varias veces y un buen plato de solomillo con patatas, todo acompañado de vino tinto, que no me han creado remordimiento alguno.
Satisfecho he regresado otra vez al albergue cuando ha comenzado de nuevo a llover, donde quiero aprovechar que tengo tiempo disponible para echarme una siesta y poder ir descansado más tarde a dar un paseo por Monforte y ver lo que el tiempo me permita. Para realizar ese paseo a la tarde, he cruzado la playa de vías férreas que se extienden a uno y otro lado por la pasarela peatonal elevada. Me atraen mucho los trenes y toda la logística e infraestructuras que las rodea, así que no he podido evitar hacer unas fotos que además las nubes del momento se han encargado de aderezar.
He decidido dirigirme directamente a visitar el Colegio de Nuestra de Señora de la Antigua (siglos XVI y XVII), también conocido como el Escorial Gallego. El edificio es mastodóntico para ser un colegio e impresiona de día y de noche. En el centro se encuentra la Iglesia que justo abrían cuando yo llegué, de enormes proporciones y muchos puntos interesantes en su interior. Algunos bancos están anulados y cubiertos de plástico, pues algunas goteras en la cúpula estaban haciendo estragos. Me gustaron especialmente su enorme retablo de madera de nogal, la preciosa Capilla de las Reliquias (desaparecieron prácticamente todas, como en otros lugares de España, tras las invasiones napoleónicas y esa afición por apropiarse del arte ajeno) y el Santo Cristo, del italiano Valerio Cioli (1529-1599), esculpido en mármol de una sola pieza a excepción de los brazos, y que se dice fue un regalo de Felipe II al Cardenal Rodrigo de Castro, fundador del Colegio, porque no le gustaba para sí mismo ya que el Cristo le parecía demasiado "musculoso". Curiosamente, el Cardenal Rodrigo de Castro era Cardenal de Sevilla, donde falleció en 1600 a los 77 años de edad, siendo trasladado tres años después hasta este colegio, donde se encuentra su sepulcro.
Tras la visita al interior de la Iglesia he salido a dar un paseo por el entorno. Se nota que estamos en la segunda ciudad en proporciones de la provincia de Lugo, pues acostumbrados como estamos a la soledad de nuestras etapas y las aldeas casi vacías, hoy estamos inmersos en una ciudad bulliciosa. Por detrás del colegio se extiende una gran zona verde con amplias instalaciones deportivas llenas de jóvenes que he visitado por fuera haciendo tiempo, para después regresar de nuevo a la Iglesia para asistir a misa. Pocos feligreses en la misa de esta tarde, celebrada por un sacerdote muy mayor al que me acerqué una vez acabada para que me diera la Bendición del Peregrino, pero el buen hombre decía que no tenía a mano el libro que recogía el texto de la bendición, así que allí mismo improvisó una bendición "in exclusive" para mí.
De vuelta al albergue he parado en un supermercado Eroski cercano para comprar la cena para esta noche a base de albóndigas con tomate de la marca Carretilla, una ensalada de pasta y un par de yogures cremosos, y víveres para mañana, ya que tengo por delante una nueva etapa sin servicios de principio a fin y además pernoctaré en el Albergue Público de Peregrinos de Diomondi, sin opción a salir a cenar o desayunar. Además se me ha antojado una botella de vino Mencía de la que haré uso durante la cena para dejar la otra mitad para mañana.
Cuando he llegado al albergue y he subido a la habitación todo estaba a oscuras pero he visto encendida la luz de la cocina y oigo ruido, así que me he imaginado curioso que algún otro peregrino ha llegado mientras me pateaba la ciudad. Y allí me encontré a Celeste, una chica argentina que se encuentra en Monforte por unos trámites administrativos y se aloja también en el albergue. Después de presentarnos hemos iniciado una amena conversación mientras preparábamos nuestras cenas. La invité a compartir el vino, y ella me invitó al postre con un dulce de membrillo casero que le habían regalado en Quiroga. Me ha encantado haber tenido alguien con quien compartir la cena y hablar del camino, de viajes, de nuestras vidas y nuestros destinos, y espero que todo le vaya bien en un futuro.
Me voy a la cama con sueño, como debe ser para coger la cama con ganas. Espero que mañana el clima se comporte, pues me estoy planteando subir al Castillo antes de continuar caminando, y no quedarme con la espinita de haber pasado a su vera sin subir a visitarlo...
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Hola Sergio, Estoy leyendo con mucho interés tus exhaustivas crónicas del Camino de Invierno, que tengo pensado hacer en mayo. Seguro que la completa información que aportas me va a ser de mucho valor. Veo que la última etapa que has publicado es esta que termina en Monforte de Lemos. Supongo que tienes pensado continuar, con las restantes...¿cuando? Buen Camino!
Hola!. Me alegro de que te gusten mis crónicas y te sirvan a la hora de organizar tú próximo camino. Poco a poco iré subiendo las siguientes etapas, podrás ir siguiéndolo aquí en el Blog o en el grupo del Camino de Invierno de en Facebook. En cualquier caso si tienes alguna duda, contacta conmigo que te ayudaré en lo que pueda. Buen Camino!
Buenas noches me encanta el blog. Yo hice hasta Monforte el año pasado. Y este sábado 23 empezaré a caminar desde Monforte para terminarlo. Qué pena que no tengas estás etapas. Un saludo
Muchas gracias por tus palabras!. Me alegro de que te guste. Ahora estoy montando precisamente la etapa desde Monforte de Lemos, pero es que tengo que ir haciéndolo poco a poco porque no tengo tiempo para más. Te recomiendo dormir en Diomondi, el Albergue Público es espectacular, y con suerte lo podrás disfrutar tú solo ( pero llévate comida...) Buen Camino!
17 de Octubre de 2024 . _____________________________________________________ Una consideración MUY IMPORTANTE a tener en cuenta antes de iniciar este camino: es IMPRESCINDIBLE contar con el apoyo de una aplicación GPS o track actualizado para orientarnos ante la incompleta señalización en alguna zona, señalización confusa o desaparición total de ella, pues caminaremos por parajes bastante solitarios y como veremos en posteriores crónicas, prácticamente transformados por los incendios. En mi caso he utilizado la aplicación Gronze Maps , que no me ha dado ningún tipo de problema en la ruta portuguesa, apoyado por un track de la aplicación Wikiloc , disponibles ambos también en enlaces facilitados en el apartado INFORMACIÓN PRÁCTICA . _____________________________________________________ He dormido bastante bien para la cantidad de ruido que había ayer noche en la calle. Me ha despertado antes de hora la voz de algún crío alojado con sus padres que hablaba desde el pasillo, y si ...
14 y 15 de Octubre de 2024. Se me ha hecho eterno esperar a este día. Un larguísimo año esperando de nuevo el momento en que mi mochila y yo nos ponemos de nuevo en marcha hacia un deseado Camino de Santiago. Dejar pasar todo el verano y ver marcharse de vacaciones a todos mis compañeros de trabajo ha sido desesperante, pero por circunstancias laborales no me quedaba más remedio que postergar este camino a la segunda quincena del mes de octubre y los primeros días de noviembre. Mientras tanto he tenido tiempo de sobra para poner en orden mis pies (con una operación del dedo gordo del pié izquierdo de por medio y un tratamiento con diodo laser por metatalsargia en el pie derecho), y renovar el equipamiento. Después de lo vivido en el Camino de Invierno seguido del Epílogo a Muxia y Fisterra el pasado año, decidí que tenía que invertir en mejorar la impermeabilidad y confortabilidad tanto en el calzado como en la ropa, y hasta polainas llevo...; Todos estos preparativos han ido aliment...
16 de Octubre de 2024. Me he levantado a las 7:30, aunque despertar me he despertado mucho antes y varias veces, peor que la noche antes de coger un avión. Por un lado la gente que llegó tarde a dormir aprovechando al máximo la noche de Oporto (totalmente entendible teniendo en cuenta que este es un albergue joven y no particularmente para peregrinos...), el ruido de la lluvia incesante y algo de frío que se colaba por la ventana abierta y que tuve que levantarme yo a cerrar, algo enorme y pesado que se ha caído desde la litera de arriba estrellándose como un peso muerto contra el suelo de tarima, otros compañeros de habitación que se levantaban a la vez que se acostaban los que llegaban tarde, continuando con el ruido de pasos y chanclas que se arrastran de un lado a otro, los cajones metálicos que se abren y se cierran...; por lo tanto la noche ha sido una sucesión de micro despertares, y en todos y cada uno de ellos pensaba que ya iba a sonar el despertador. Tengo los ojos que ...
Hola Sergio,
ResponderEliminarEstoy leyendo con mucho interés tus exhaustivas crónicas del Camino de Invierno, que tengo pensado hacer en mayo. Seguro que la completa información que aportas me va a ser de mucho valor. Veo que la última etapa que has publicado es esta que termina en Monforte de Lemos. Supongo que tienes pensado continuar, con las restantes...¿cuando? Buen Camino!
Hola!. Me alegro de que te gusten mis crónicas y te sirvan a la hora de organizar tú próximo camino. Poco a poco iré subiendo las siguientes etapas, podrás ir siguiéndolo aquí en el Blog o en el grupo del Camino de Invierno de en Facebook. En cualquier caso si tienes alguna duda, contacta conmigo que te ayudaré en lo que pueda. Buen Camino!
EliminarBuenas noches me encanta el blog.
ResponderEliminarYo hice hasta Monforte el año pasado.
Y este sábado 23 empezaré a caminar desde Monforte para terminarlo.
Qué pena que no tengas estás etapas.
Un saludo
Muchas gracias por tus palabras!. Me alegro de que te guste. Ahora estoy montando precisamente la etapa desde Monforte de Lemos, pero es que tengo que ir haciéndolo poco a poco porque no tengo tiempo para más. Te recomiendo dormir en Diomondi, el Albergue Público es espectacular, y con suerte lo podrás disfrutar tú solo ( pero llévate comida...)
EliminarBuen Camino!