4a ETAPA CAMINO DE SANTIAGO PRIMITIVO: TINEO - BORRES ( 15,9 Kms.)
15 de mayo de 2022.
Me encanta cuando llego a un punto en el que no sé ni el día de la semana ni la fecha en la que estamos. Hoy es domingo y ni lo recordaba, solo me lo ha sugerido la escenografía, el silencio de la plaza al salir del albergue, y el montaje de un pequeño mercadillo en una calle anexa. Hoy tampoco madrugué, sabedor de que la etapa era también corta, poco más de 15 kms hasta Borres, aunque luego, releyendo la información de Gronze en el desayuno, y al definirla como la primera de las tres etapas auténticas por dureza y belleza del Camino Primitivo, temí haberme pasado de listo dejando avanzar a todos los demás peregrinos (salí del albergue a las 9:00 de la mañana).
Paré a desayunar en un bar a pocos metros frente al Palacio de Meras, unas tostadas con un surtido de complementos a elegir (mantequilla, mermelada, aceite, tomate...) y un café con leche grande. Me sentó genial porque ayer prácticamente no cené, haciendo la larga digestión del buenísimo menú de Sidrería El Refugio y acabando con los restos del bollo preñao que me compré en Cornellana..
Con esta alegría en el cuerpo enfilé el Camino siguiendo las señales de las vieiras. Muy pronto, una empinada calle a mano derecha, y sin darte cuenta ya tienes ante tí la entrada al primer sendero de la mañana. Pero qué sendero...; La etapa de hoy ha sido la más bonita hasta ahora en naturaleza. Verás a lo lejos pequeños pueblos, casitas o aldeas, pero hoy lo que predomina es naturaleza pura y dura, con vistas a los valles circundantes que casi te cuesta grabar en tu memoria, que en algún instante se ha quedado en shock y temes no estar asimilando bien todo lo que te rodea para volver a traerlo a ti con solo cerrar los ojos cuando en la distancia quieras regresar al camino. Las vistas de Tineo desde ahí arriba son impresionantes, de hecho Tineo tardará en desaparecer de tu vista, como si estuvieras caminando sobre una inmensa rotonda elevada sobre la población. Un poco más lejos, levantando la mirada, un mar de nubes blancas, de donde de vez en cuando se escapa alguna para subir a tu posición atravesando los árboles.
Aficionado que soy a las fuentes de agua, me paré a beber y rezar en la Fuente de San Juan, una de las siete fuentes que había en Tineo antiguamente, cada una de ellas con diferentes propiedades. Huelga decir que rellené mi botella entera ... (os dejo una foto con la historia de estas fuentes).
Aunque nos acompañe la exhuberancia y pudiera ser similar el recorrido de vegetación, sombra , ganado y agua, todo te va a llamar la atención y te hará caminar con la cabeza girada. En un momento dado del sendero hay una pequeña cabaña pegada al Camino donde dice "Aquí vive el último de Filipinas". La verdad es que me hubiera encantado que estuviera allí y conocerlo, porque estoy seguro que debe ser todo un personaje del camino de los que una conversación es suficiente para escribir un libro.
Desde que inicié la primera etapa vengo notando una cosa curiosa: ¡en Asturias los grillos cantan de día!. Acostumbrado a que en el Sur los grillos canten de noche (en algunos casos se puede convertir en una pesadilla si te cuela una de estas criaturitas en casa, porque no te va a dejar dormir), me sorprende ese concierto de grillos cantando en el campo a plena luz del día, y si te paras a escuchar te darás cuenta de que efectivamente esa es la banda sonora del campo, acompañada de los cantos de multitud de pájaros diferentes sí..., de algún cencerro también, pero de fondo, están los grillos comunicándose unos con otros. Me hizo gracia pensar en esto porque de pequeño los niños los cogíamos para meterlos en cajas de cartón, y nos decían nuestros mayores que había que alimentarlos con un trozo de tomate. Recuerdo que incluso ya nuestros abuelos se apañaban unas pequeñitas jaulas, que tenían forma como las de las perdices, donde las guardaban y alimentaban para escuchar su canto. Creo que había hasta pedigrí, como con los canarios, a ver cuál cantaba mejor. Costumbres perdidas como muchas otras, entretenimientos con la madre naturaleza cuando no había televisión ni videojuegos...
Os animo a hacer esta etapa en solitario, sin grupos ni otras compañías que os puedan distraer de tu visión y los pensamientos que te llegan. Esta es una de las mejores etapas para esto, estoy seguro, y estos 15 kms, te van a dar para un reencuentro contigo mismo muy sano, así como templar muchos demonios.
Hoy he vuelto a coincidir con una chica con la que vengo encontrándome también en las diferentes etapas, y esto sucede porque es como yo, sale la última del albergue, se para infinidad de veces, hace muchas fotografías...; Se llama Katerina y es de la República Checa. He recordado con ella mi experiencia como estudiante Erasmus en Plzen y hemos hablado del camino. Nos hemos separado unas cuantas veces, pero al final, al ritmo que llevamos, nos volvemos a encontrar. Me hizo gracia verla sentada en el suelo, a un lado del camino, en el tramo que ya nos invita a seguir hacia Obona, con los enormes molinos de energía eólica a nuestra espalda, viendo el paisaje y preparándose un bocadillo de lonchas de un salchichón enorme. Tiene buen comer, porque volvimos a coincidir en el Restaurante Casa Herminia en Campiello y compartió un menú enorme con otro chico alemán, Norman, que se unió a nosotros. Así que hemos compartido mesa, y mañana compartiremos albergue en Berducedo. Me tengo que hacer una foto con ellos. Hoy almorcé de nuevo pote de berzas (qué rico por favor...) y un plato combinado llamado "del Peregrino" con jamón, huevos y patatas fritas.
Pero el encuentro más bonito lo he tenido hoy con un personaje singular: una vaca rubia preciosa que disfrutaba del sendero para ella sola hasta que aparecí yo. Me ha mirado con cara de sorprendida, sin dejar de rumiar, y cuando me he acercado, porque tenía que pasar junto a ella para poder continuar, se ha girado y parecía decirme "sígueme" acompañándome por delante unos cuantos metros, hasta que debió ver por el rabillo del ojo un suculento bocado a su izquierda y decidió ignorarme para continuar comiendo. Después, tras colgar el vídeo en Facebook con enorme éxito y todo el mundo muriendo de amor con esta amiga, ha aparecido el dueño por el grupo del Camino Primitivo, y he sabido que se llama "Curiosa" nombre que le viene como cencerro al cuello. A continuación dejo el vídeo del momento:
Aproveché la sugerencia del Albergue de Bodenaya de coger el desvío al Monasterio de Santa María La Real de Obona. A pesar de que es un descenso y ascenso de unos 600 metros que luego deberás volver a hacer, la visita merece la pena. No había nadie en ese momento en el lugar, totalmente rodeado de vegetación que te llega hasta la cintura. La Iglesia está cerrada y busqué la cerradura de la puerta, que me aseguraron era de llave antigua y por el agujero se podía ver el crucificado románico que cuelga del techo, pero han debido de cambiarla y no me ha sido posible. Lo que si puedes visitar son las estancias anexas, que imperdonablemente se están cayendo a trozos.
No entiendo cómo en pleno Camino de Santiago no busquen las administraciones financiación para poner en valor un lugar tan cargado de historia. Es un recinto genial para un albergue que pudiera ofrecer además la misa y bendición del peregrino. Yo no pude evitar en aquella soledad que me calaba echar mano del móvil y buscar en Youtube un tema de canto gregoriano. Y allí estaba yo sólo, con el móvil a todo volumen, mirando las arcadas y el claustro, escuchando a los monjes del Monasterio Benedictino de Santo Domingo de Silos, cuyas voces, recorriendo los pasillos, refrescaban la memoria de este viejo recinto.
Continuando el Camino llegué a Villaluz, donde tenía apuntado por recomendación preguntar por el Señor Jubino, que te estampa el sello en la credencial. No hizo falta preguntar.., apareció a mi espalda un señor con la guadaña al hombro y sombrero, preguntándome si quería que me sellará la credencial: "¿es usted el Señor Jubino?", "Sí, soy yo"...; Me invitó a pasar a su trastero, donde apareció su perra, que te lanza una y otra vez una piedra a tus pies para jugar. Me puso el sello en la credencial y me preguntó si mañana iba a continuar por Hospitales o Pola de Allande. Al decirle que por Hospitales se alegró y chocó su puño con el mío a falta de estrechamiento de manos post pandemia. Me dió detalles y consejos sobre la subida, me dijo que ni se me ocurriera subir con mi mochila (la escaneó de arriba a abajo y supo el peso que tenía) y que la enviara con la furgoneta de correos que debe pasar por el pueblo. Me acompañó hasta un tramo de la salida de Villaluz para señalarme las montañas y decirme dónde se encontraba Hospitales, por dónde está el Cantábrico, me reiteró que si subo con la mochila a hospitales "me ostia" y volvió a chocar su puño con el mío. Y después de este auténtico encuentro, el buen hombre todavía me dice "disculpa si te he molestado". Un fuerte abrazo si lees esto Jubino...
Después de Villaluz nos espera una larga y aburrida carretera en la que debemos caminar con precaución porque no tiene arcén, pero de reducido tráfico, hasta Campiello, y después de nuevo asfalto hasta que vuelves a retomar sendero de tierra hacia Borres. Aquí me alcanzó la lluvia, sacando corriendo el cubremochila y una chaqueta impermeable para mí.
Me hospedo en Albergue La Montera, con solo diez plazas, en un entorno rural que invita al descanso. Está muy bien, limpio, amplio y confortable, con cocina y mejores vistas al campo. La hospitalera un encanto, que me ha resuelto el traslado de la mochila ("Jubino es capaz de esperarte en la subida para ver si la llevas..." me dijo) y casi lo hace todo ella, hasta colocarte las botas en el zapatero. La cama ya está preparada con las sábanas desechables puestas, tiene mantas y buena conexión de wifi. Muy cerquita, el Bar "El Barín" donde podrás cenar menú y avituallarte de bocadillo y agua para la ruta de mañana.
Por fin Hospitales...
Buen Camino!.
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