7a ETAPA CAMINO DE SANTIAGO PRIMITIVO: GRANDAS DE SALIME - A FONSAGRADA (25,2 Kms.)
18 de mayo de 2022.
Llevo un rato mirando desde mi litera a la ventana y todo se ve blanco. Cómo me gusta un banco de niebla..., enriqueciendo el paisaje del norte como a mí me gusta, nublado, húmedo, fresco..., aunque no sé si los lugareños opinarán igual. Tras acicalarme y asomar varias veces la cabeza por la ventana de la ducha de las chicas para contemplar el panorama, bajé mochila a cuestas animándome por instantes por un aroma a café que subía escalera arriba. Mi gozo en un pozo, porque la cafetera estaba vacía, así que me preparé una para mí solito. Mientras tanto he conversado con un peregrino cordobés que hace tiempo para esperar su traslado, pues las últimas etapas le han perjudicado las piernas, y hoy prefiere hacer de tripas corazón, y ser trasladado en vehículo hasta el siguiente final de etapa, A Fonsagrada, donde le esperarán sus compañeros .
A pesar de la niebla, esta me dio tregua para sacar algunas fotos, en las que me entretuve haciendo tiempo para que a las 9:30 abrieran la Panadería Casariego, donde según la guía Gronze venden las mantecadas típicas de Grandas, y no quería irme sin probarlas. Un cuarto de hora esperando en la puerta para nada, pues cuando por fin abrieron me comentaron que las hacen muy de vez en cuando, y que la confitería que las tiene siempre es otra que se encuentra más abajo, en la misma calle del Café de Jaime, llamada Repostería Artesana. Efectivamente allí las encontré, proveiéndome de un par de ellas y un alfajor al que no pude quitarle la vista de encima. Ahora ya sí, me pongo en marcha, tarde como siempre...; STOP!: llamada entrante del Albergue Porta de Grandas, me he dejado olvidados en el comedor los guantes que uso para usar los bastones. Menos mal que aún no salí del pueblo...
Grandas sorprende porque tiene todos los servicios necesarios, a pesar de ser un municipio pequeño. Nada más empezar, mirando atrás la niebla concentrada sobre las últimas casas del pueblo mientras el sol se afana por disolverla, empieza a hacer calor, así que primera parada para quitarme la parte baja de los pantalones.
Vuelvo a tener una situación incómoda con ciclistas después del que tuve en el Portugués. ¿Tan difícil es ser considerado si te metes por un sendero cuesta abajo del Camino, avisar a lo lejos de tu presencia y no intentar rodear al peregrino por sorpresa con el consiguiente susto y desconcierto al no saber por qué lado vas a tirar?. Creo que es cuestión de sentido común, seguridad y respeto si tenemos que compartir camino, pero por lo visto a algunas personas esto le queda grande...
Entrando en Cereijeira me encontré un pequeño bar tienda, Casa Federico, de los de antiguamente, de esos que te hacen la cuenta a boli sobre papel de estraza, con buenos embutidos a la vista y un popurrí de productos de primera necesidad, y donde te sirven un café de "pucherete" (escuché calentarse el cazo) con el que degusté las mantecadas y el alfajor. En las mesas de la terraza había cuatro alemanes a los que impartí una clase express sobre las diferencias entre las bananas y el "plántano" ( que decían ellos...) de Canarias. Mientras tanto un señor mayor, botellín en mano y gorra ajada, nos miraba entre el estupor y la expresión cansada de los años, y aún así pude sacarle una sonrisa a cuenta de los "plántanos".
Me acompaña olor a hierba fresca casi toda la jornada, ese olor que emociona y que tan escasamente tenemos cerca en las grandes ciudades. Es una maravilla caminar por senderos que te proporcionan sombra en días tan calurosos como estos, y en cada tramo de estos se activa la bajada de temperatura.
Nos van a acompañar largo rato las vistas de los gigantescos molinos de los parques eólicos. Cometí una fatalidad sádica: cansado como estaba de subir cuesta arriba, desviarme por otra cuesta para subir a uno de estos parques eólicos, que nunca antes había visitado y hacerme unos selfies. Fue un desgaste inútil de energía, pues más adelante los tendremos a pie de camino y casi caminaremos rozándolos.
La subida al Alto del Acebo se me ha hecho eterna. Tengo las piernas tan cargadas que cualquier cuestecilla me fatiga. Debo ejercitarme más en la disciplina de los estiramientos, que nunca los hago....
El momento sensible te va a llegar cuando te encuentres de frente el primer mojón del Camino de Santiago en su tramo gallego, diferente a los asturianos. Dejamos atrás Asturias y sus impresionantes paisajes, sus remontadas duras, su contundente gastronomía que se convertía en el momento del día más disfrutado. Mirando atrás y arriba canturreaba eso de "Asturias Patria Querida, Asturias de mis amores; Quién estuviera en Asturias, en todas las ocasiones...", para después volver a poner en marcha los bastones y adentrarnos los primeros metros en Galicia. Como siempre, estos instantes me producen cierto desasosiego, al iniciarse de algún modo la cuenta atrás hasta el final del camino, que tontamente (porque no es así), desde aquí nos parece más corto.
Me he dado cuenta de que esta etapa bien podría llamarse la ruta de las capillas. Son innumerables las que te encuentras en todo el camino, pero muchas se agrupan en esta etapa. Yo me detengo en todas, para acercar mi cabeza a la pequeña reja que nos deja ver su interior, y repetir el mismo rezo y la misma petición. Por mi madre siempre...;
En un momento dado, cuando el agua escasea, y aprietan las ganas de una cerveza, uno se agarra como un clavo ardiendo a los carteles de los bares o mesones próximos. Así me pasó con el Mesón Catro Ventos, que primero un cartel te dice que está a 1 km, poco después otro que está a 500 metros, y cuando ya casi vas contando la distancia con la mente, te das cuenta de que los 500 metros han cumplido y estás en un camino pedregoso en medio de la nada donde nadie ubicaría un restaurante, y que la distancia real han sido al menos 1500 metros: ¿para qué este tormento señor propietario?. Se lo dije al Gerente cuando llegué, que los 500 metros eran una broma, y me reconoció que tenía que cambiarlo y que ya otros peregrinos le habían hecho el mismo comentario sobre el cartel. Lo compensó con un enorme bocadillo de jamón y queso con tomate y una fría Estrella Galicia, pues ya tenía cerrada la cocina.
Pero el tormento de verdad va a llegar después, cuando estemos a punto de llegar a Fonsagrada, y arrastrando las piernas descubres que, como una pesada broma, el final de etapa está en la cúspide de una empinada cuesta que se inclina más cuanto más se acerca el final. Y ahí te ves tú, abajo, mirando a Fonsagrada ahí arriba como una fortaleza inexpugnable que te desafía y te exige un último esfuerzo para abrirte sus puertas...
Hoy me alojo en Pensión - Albergue Casa Cuartel, un antiguo cartel de la Guardia Civil reconvertido en uno de los mejores albergues de este camino: juego de sábanas completo de tela con un olor a limpio que te atrapa, manta, toalla grande y gruesa, una enorme cocina, duchas efecto lluvia, buenas camas, un gran patio y terraza para esparcimiento y encima, sin límite de hora para salir al día siguiente...; En este caso los 15 euros que cuesta me parecen demasiado poco.
Aquí he conocido a un argentino que no era peregrino. Ha llegado a Fonsagrada con una misión, reencontrarse con los orígenes de su madre ya fallecida y dejar algo en la casa en la que ella nació. Nos hemos ido a cenar juntos, y en muchos aspectos su historia es un reflejo contrario de la mía. Una más de esas historias de vida reales que el camino nos pone por delante para emocionarnos y hacernos reflexionar. Le deseo toda la suerte del mundo....
Hemos cenado en Restaurante Cantábrico, el cual me habían recomendado, aunque en nuestro caso no tuvimos mucha suerte: de primero se nos antojó caldo gallego, que se había terminado. Pedimos pasta boloñesa, nos trajeron dos ensaladas por equivocación, se las volvieron a llevar, a los diez minutos nos dicen que también se acabó la pasta, que "tráiganos de vuelta las ensaladas"...; Lo mejoró un simpático camarero que nos contó sus penurias y anécdotas aprendiendo en la Escuela de Hostelería.
Mañana continuo de nuevo hasta O Cádavo. Son 29 kilómetros y no me apetece tampoco madrugar, estoy cansado, y esas sábanas y mantas hay que aprovecharlas.
Buen Camino!
Guía del Camino Primitivo Gronze.com
Guía del Camino Primitivo desde Oviedo a Santiago de Compostela: la ruta jacobea más antigua.
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