8a ETAPA CAMINO DE SANTIAGO PRIMITIVO: A FONSAGRADA - O CÁDAVO (24,3 Kms.)
19 de mayo de 2022
Me ha costado muchísimo levantarme hoy. Ya no solo porque estaba cómodo, las sábanas me atrapaban y tenía licencia para salir tarde del albergue, sino porque me duele todo. Entiendo que es así en frío y que según camine irá a mejor. Otro peregrino italiano que compartía habitación con nosotros se había marchado ya, y solo quedábamos José Luis el argentino y yo. Una vez convencido de que había que arrancar, y organizada la mochila, me despedí de José Luis y la hospitalera, rumbo a la primera cafetería que me encontrase. Café con leche y tostadas de mantequilla y mermelada, y ya estamos listos para hacer frente a los 29 kms. de hoy.
A Fonsagrada se ve grande, a pesar de que tiene nombre de aldea pequeña, y puedes encontrar todos los servicios. La salida esta vez no es fatigosa, más bien cuesta abajo, plácida. Me ha regalado hasta un momento sublime al pasar ante una casa que saludaba al peregrino y en la que sonaba ópera a todo volumen. Quien fuera estaba bien animado/a haciendo las primeras faenas de casa.
Pasaremos pronto por un área de descanso sombrío de pinos muy altos, con mesas para sentarse y una fuente de agua muy buena al otro lado de la carretera. Pena que saliendo del área de descanso, un poco más arriba, asistí a la tala de los mismos pinos que daban sombra abajo. Pregunté a un señor que estaba parado en el sendero el por qué de esta tala, si es que eran árboles de vivero para la industria maderera, porque no eran eucaliptos. Me dijo (teoría que me dejó dudando) que eran árboles de más de 70 años, y que había que arrancarlos para plantar pinos nuevos...; Es increíble que un árbol tarde 70 años en hacerse grande y otear el horizonte, y solo un minuto en ser cortado y despojado de sus ramas con las máquinas actuales, que trabajan a pie de obra para cargar los troncos desnudos en camiones. Me preguntaba si, llegado el caso de que ese terreno fuera a ser replantado de pinos nuevos, llegarán a tener el mismo porte que los actuales, o simplemente si estarán ahí dentro de 30 años.
Pasado este punto he vuelto a coincidir con la peregrina alemana que, como yo, sale de las últimas en los albergues. Hemos charlado un poco durante un tramo, hasta que de nuevo ella se ha acoplado los cascos, se ha despedido y ha continuado caminando como suele hacer, más rápido. Atravesaremos por tramos muy bonitos, aldeas pequeñas, solitarias y silenciosas como a mí me gustan, y subidas moderadas.
En el alto de Montouto me he parado a visitar el antiguo Hospital de peregrinos mandado a construir por el Rey Pedro el Cruel, un hijo adoptivo de Sevilla que dejó este legado para los peregrinos y que por lo visto estuvo funcionando hasta el siglo XX. En su entorno, vuelven a hacernos compañía los molinos de otro parque eólico, cuyo sonido se asemeja al de una soga que giras al aire a toda velocidad.
Os voy a contar ahora un secreto: en los bosques de esta zona se crían los "cucos" que, como los adolescentes que son llamados a estudiar al colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, llegado el momento se presentan para ser alistados y enviados a Suiza, donde se les educará en las artes de reconocer las horas y afinar su inconfundible canto, para vivir por siempre en esos fantásticos y enigmáticos relojes con forma de casita de madera que acompañan selectas casas . ¿Que no?. Escucha bien cuando pases por aquí, y los oirás...
Y hablando de horas, nuestro obstinado cuerpo sabe lo que necesita en cada momento, y llegados a casi la hora de comer, comienza a clamar por el almuerzo y la buena Estrella...; Paré un instante en la Iglesia de San Lorenzo de la Degollada, abriendo la cancelita que da acceso a la Iglesia y el pequeño cementerio. Se notaba que aquí hacía tiempo que no entraba nadie. El porche de la Iglesia tenía dos banquitos muy antiguos en los laterales, el suelo sucio, y un nido de golondrina asomando sobre un foco. Descansé un rato haciendo acopio de los orejones y los anacardos. Casi me daba reparo hacer ruido en este lugar desolado, frente al cual había otra casa de esas abandonadas, cerradas a cal y canto, en las que uno se imagina dándoles nuevas oportunidades.
Y así mis pensamientos me llevaron después hasta un mesón recién abierto en Paradavella, Mesón A Bella Parada, donde tuve la mala suerte de llegar a las 14:00 de la tarde, puesto que el bar solo abre de 8:00 a 13:30, para volver a abrir a las 19:00, no cubriendo ni la hora de comer de los peregrinos...(NUEVO: después de publicar esta entrada, me contactaron desde este restaurante por redes sociales para aclararme que es en ese tramo horario, y concretamente hasta las 12:30, que pasaban por delante los peregrinos, y que aún así se mantenían abiertos una hora más por si alguno se quedaba atrás; La guía Gronze recoge ahora un horario de apertura que va "desde las 7:30 todo el día en temporada alta, y de 8:00 a 14:00 en temporada media". En cualquier caso tener en cuenta este horario de apertura para caminar abastecidos desde el punto de origen si, como yo, camináis despacio).
Con esa nula ingesta, y empezando a escasear el agua, me dispuse a continuar camino para subir la Cuesta del Sapo, no sin antes coger agua de un grifo de una pila en casa ajena donde no había nadie (¡gracias familia desconocida!). La cuesta se me ha hecho eterna. El sendero es bonito, y proporciona sombra, pero cuanto más te acercas al final, pareciese que alguien con una manivela se afana en inclinarte más el camino. Este tipo de cuestas se te hace desesperante, sobre todo cuando una especie de espejismo te hace divisar la cima, y al llegar a ese punto, te das de bruces con la realidad de que continua con otra cuesta... .
Y así llegas extenuado a una pasarela de madera por fin plana que te llevará como Alicia siguiendo las baldosas amarillas, al pueblo de Lastra, donde gracias a Dios un bar abierto te dará acogida, el Bar Xestoso. Aquí no tenían ya funcionando la cocina pero me prepararon un enorme bocadillo de chorizo con una cerveza en jarra helada recién sacada del congelador, que yo además acompañé con dos naranjas que compré allí mismo. Mientras almorzaba sentado en la puerta del bar, acompañado de la señora que lo regenta y otro caballero, comentábamos sobre el devenir del camino..., un rato muy agradable después del esfuerzo de la Cuesta del Sapo.
Lo que queda después es otra cuesta que no te explican en Gronze lo puñetera que también puede llegar a ser, para desembocar por fin en O Cádavo. De los pocos finales de etapa que no nos hacen "sufrir" cuesta arriba para llegar a casa, sino cuesta abajo...
Hoy me alojo en Albergue San Mateo, donde me dió la bienvenida por mi nombre ya antes de llegar una señora mayor sentada junto a otra vecina a pocos metros del alojamiento. Es lo que tiene ser el último en llegar a los albergues, que tu nombre aparece subrayado como la del ocupante de la última reserva. Aquí me tocó una habitación compartida solo con un peregrino más, por lo tanto el confort estaba asegurado. Para cenar, menú en el Restaurante Moneda, caldo gallego y un buenísimo y tierno bistec con patatas fritas.
Mañana por fin llego a Lugo, donde me esperan dos noches y por fin, una parada para conocer la ciudad y descansar.
Buen Camino!
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