9a ETAPA CAMINO DE SANTIAGO PRIMITIVO: O CÁDAVO - LUGO (29,5 Kms.)
20 de mayo de 2022
Hoy amanece con un nuevo banco de niebla. Un aliciente más para adentrarnos en otra etapa que se antoja larga y cansada, pero que como final de etapa nos regala descubrir una gran ciudad histórica como Lugo, y en mi caso además, un día de descanso para patearme la ciudad, conocerla y recuperar fuerzas. Me he levantado bien, la verdad es que he descansado. Siempre me pasa que me cuesta cogerle el tono a las literas y las rutinas de los albergues, horarios incluidos. Y las almohadas me hacen el cuello polvo. Pero hoy no ha sido el caso en el Albergue San Mateo, y mucho ha tenido que ver también que hubiésemos solo dos peregrinos en nuestra habitación, y al compañero catalán casi no le oí marcharse. Por no oír, no se ha oído ni al enorme perro de la parcela vecina, con unos ladridos hondos que lanzaba por la tarde a todo lo que se moviera, pero por la noche lo sueltan y el animal es un angelito que solo quiere irse de parranda...
Tras llenar la botella de agua y despedirme de la hospitalera, me pongo en marcha sendero arriba, con paso más apresurado de lo habitual para dejar atrás a un grupo grande de jóvenes daneses y no despistar mis pensamientos con el eco de sus conversaciones y risas a lo lejos. Como casi siempre, nada más empezar te topas con la primera cuesta del día, y entonces te lamentas de no haberte desviado al pueblo para desayunar antes de empezar a caminar, en lugar de intentar hacerlo más adelante.
Cuando llegué a la bifurcación para elegir entre Vilalle (camino principal desde hace 5 años) y Vilabade (camino principal hasta hace cinco años y hoy complementario), decidí coger por el que toda la vida fue el camino principal por Vilabade, y dónde por lo tanto, millones de peregrinos habían dejado huella antes. Me gustaría que si lee esto algún erudito del Camino de Santiago, me explicase usando el apartado comentarios de esta entrada, el por qué de la decision de cambiar en 2017 un camino principal por uno complementario. No te vas a arrepentir si tomas la decisión de coger por Vilabade, pues además de un camino fácil y apacible, llegarás en poco tiempo a un área de descanso ideal para llevar en la mochila el desayuno y tomárselo allí, pues el lugar se presta a ello de lo bonito, grande y fresco que es. Ya en el pueblo, una joya que da cuenta de la importancia que tuvo que tener en su momento Vilabade: la enorme Iglesia de Santa María de Vilabade (llamada también la Catedral de Castroverde). Impresionante edificio religioso en una población tan pequeña.
Pronto llegarás a Castroverde. Aquí me desvié del camino a la derecha, en lugar de cruzar la carretera, para desayunar en el Bar O Camiño, que me encontré de esquina, para tomarme dos buenas tostadas de tomate y aceite con café con leche. Justo en la otra esquina frente a este bar se encuentra un supermercado, Serra Alimentación, donde preparan enormes bocadillos para llevar a buen precio, en este caso bocadillo de jamón serrano y queso, que yo acompañe con una caja de donettes y una lata de refresco. Recomiendo avituallarse aquí, porque más adelante no vas a encontrar nada para comer hasta Lugo. Después de realizar la compra, solo debes de cruzar para coger por la calle de enfrente (pasando por delante de una nave tipo semillería, donde venden piensos y plantas) y enganchar con el camino, sin tener que volver atrás de nuevo al punto donde te desviaste.
A partir de aquí se van a suceder senderos agradables entre fincas privadas. Comienzan a dejarse oír por fin los cursos de agua que tanto echaba de menos, con rumores de agua que corre a uno u otro lado del camino, a veces a la vista y a veces oculto entre zarzas , pero invitando siempre a parar un instante y dejarse atrapar por el murmullo.
Un punto ideal para descansar serán un par de bancos situados bajo un árbol junto al cementerio de Souto de Torres. Si no están colocados a posta para servir a los peregrinos, nosotros de igual manera estoy seguro que hacemos buen uso de ellos.
¿Lo peor de esta etapa? dos largos tramos por asfalto, a partir de Gondar y hasta después de Carballido. Si la etapa es larga, por asfalto se te hace aún más. No veía la hora de llegar a Lugo y los últimos kilómetros se me han hecho muy pesados. Quería haber parado en el Oasis Peregrino, una especie de Chillout en Gondar donde reparten fruta fresca a cambio de donativo, y que casualmente gestiona el que esta noche va a ser mi anfitrión en Lugo (ya que me he cogido una habitación en un piso privado a través de la aplicación Airbnb para las dos noches que voy a pasar allí) pero a las 14:00 horas el único peregrino que aparecía por allí era yo, así que me lo encontré cerrado.
El bocadillo y una naranja me lo comí sentado sobre un muro de piedras en el mismo camino, bajo la sombra de frondosos árboles y en absoluta tranquilidad y soledad (bueno..., absoluta tranquilidad no, que de pronto y de la nada apareció una moto cuesta arriba por el estrecho sendero tirando por tierra el momento bucólico, imagino que cortando camino). Con esta pequeña recarga de energía enfilé hacia Lugo, cuyos últimos kilómetros cruzando y alrededor de la autovía no me han gustado nada. Era tanto el calor que paré en un cementerio a recargar la botella de agua, así que llegar a Lugo se me hacía ya una verdadera necesidad. Fue llegar a la ciudad y parar , como la mosca que acude a la luz, en un bar a tomarme una caña de cerveza bien fría y poner en orden la temperatura de mi cabeza.
Me ha impresionado tener ante mi las murallas. En un momento dado caminando por un paseo en paralelo a ellas, he empezado a escuchar una tamborrada tal que parecía que estaban recibiéndome como Lucius Sergius Catilina en misión desde la Itálica sevillana. Me cambió el porte caminando y todo..., pero mi gozo en un pozo..., era un grupo ensayando en las instalaciones de un centro deportivo próximo...
Por fin aquí para disfrutar y descansar. Duchita, atracón de caramelos en la habitación gentileza de David mi anfitrión, una minisiesta y salida para visitar un poco el casco histórico y encontrar algún lugar para cenar algo más que tapas: este lugar lo encontré en el Restaurante Ave César, en plena zona de movida tapera. Comida muy bien presentada y elaborada, desde el plato principal al postre, en un lugar donde me hicieron hueco y me atendieron fenomenal a pesar de encontrarse "petado" de gente. Mucho ambiente en las calles de Lugo, abarrotadas en vísperas del fin de semana...; Mañana profundizaré más por la ciudad.
Buen Camino!
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