5ª ETAPA CAMINO DE SANTIAGO PORTUGUÉS CENTRAL: RUBIÃES

3 de Enero de 2022.

Hoy al final me desperté antes de lo que quería. Los chicos madrugaron y sus preparativos me despertaron. Para desayunar, café y una "jartá" de galletas, porque intenté hacerme unas mini tostadas con trozos de un pan de masa durísima que nos habían dejado, y como sería que lo rechazó hasta el tostador, haciendo saltar los fusibles de toda la casa. A mi me entró la risa floja, con la cara de "¿ahora qué hacemos?" de mis compañeros, a sabiendas de que teníamos que recoger todo y la oscuridad era absoluta a las 7:00 de la mañana. No nos quedó otra que despertar a la hospitalera.

Salí a caminar con Marcio, Tomás ya hacía rato que salió como una bala destino a O Porriño y saltándose Tui, curtido en caminar como está el muchacho. Esta etapa me ha parecido más de tránsito. No tan bella como las anteriores, pasando por muchos núcleos urbanos y pequeñas aldeas, aunque a veces aparecen cortos pero bonitos parajes. Al final siempre es el agua el que viene a sacar pecho por el entorno, y hemos pasado junto a cursos de agua y cascadas de obligada parada para foto.

Hoy el día se presentó nublado y con viento, ya sí más frío que los días anteriores, y ha sido un quiero y no puedo con el abrigo, que a veces se me hacía confortable y otras caluroso. Paré a desayunar en Café Castro en São Bento da Porta Aberta para completar el desayuno frustrado, mientras que Marcio prefirió continuar adelante. Desde el café podemos apreciar una preciosa plaza en alto con una iglesia blanca que la corona: es el Santuario que da nombre a la localidad, un conjunto de postal al que el nublado no acompaña.

Me sorprende mucho pasar por una y otra aldea y no divisar a nadie, como también me sorprenden enormes casas y chalets, muchos desencajados en el lugar por lo pretensioso de lo moderno, que los lugareños se han construido en sitios que parecen recónditos y escasos de servicios, y casi sin vida...; Me imagino que muchos de estos lugares cobran algo de vida cuando llega la primavera/verano y los cruzan cientos de peregrinos.

No entréis a sellar la credencial en la oficina de la Junta de Freguesía de Fontoura: la funcionaria os mirará dos microsegundos y al ver que sois simples mortales peregrinos bajará la cabeza y os negará el "carimbo". Como dicen en Mallorca..."¿que hem de fer?"

Marcio ya debía andar lejos así que caminé solo, de nuevo centrado en mis pensamientos. No es un camino difícil, si acaso lo de siempre, el tortuoso empedrado, que me hace mirar con alegría a lo lejos los tramos de asfalto.

Al llegar a Valença do Minho me desvié  1 km y medio (que ya es bastante para un peregrino) para ir a visitar Café Mineiro, afamado local de paso para los peregrinos del Camino Portugués por la Costa. Allí quedé en encontrarme con Marcio para comer, recibiéndonos Antonio, gerente del local, que nos sirvió un enorme plato de arroz con diferentes tipos de carne que era imposible comerse entero, una botella de vino y un exquisito arroz con leche que es la segunda vez que pruebo en Portugal y del que tengo que conseguir la receta, porque está delicioso y es de color amarillo. Me gustó conocer a Antonio, y compartir historias personales. Es otro gran resiliente, y os animo a pasar a conocerle, además de que también dispone de alojamiento si queréis pasar la noche en Valença do Minho. Por cierto, por desgracia se me olvidó sellar mi credencial allí, así que habrá que volver a visitarlo, quizá si me animo a hacer el Camino Portugués por la Costa en otra ocasión, y así recorrer también la variante Espiritual.

Tras el almuerzo, vuelta a subir, atravesando ahora ya sí la famosa Fortaleça de Valença do Minho para enfilar hasta el Puente Internacional. Aquí abandonamos Portugal pero antes hemos paseado por la Fortaleça para tomar algunas fotos y contemplar las preciosas vistas del río desde aquí arriba. 

Al cruzar el solitario puente internacional yo estaba algo triste, por saber que de algún modo se termina algo, y Marcio sin embargo emocionado y feliz porque por vez primera entra de esta forma a España, sin controles ni fronteras. Me gustó este momento porque al pisar España Marcio y yo nos fundimos en un abrazo con el juego tonto de darle la bienvenida a mi país, pero al final la situación  nos emocionó a ambos.

Nada más cruzar la frontera me topé con una Administración de Lotería y recordé que aún llevaba en la cartera el décimo de navidad premiado con el reintegro. Mi intención era cobrar los 20 €, pero..., ¿y si el destino me está poniendo por delante el gordo del Sorteo del Niño?. Pues eso, que lo volví a cambiar por otro y prometí volver al chico de la administración si este resultaba premiado :-)

Hoy dormimos en Albergue Ideas Peregrinas, en pleno casco antiguo de Tui, un local remodelado y limpio con cafetería propia muy agradable en la parte de abajo, en el que me he dado la mejor ducha de todo el camino hasta ahora.

Después de un pequeño paseo con Marcio contemplando la decoración navideña y unas compras en un supermercado cercano, hemos ido a cenar a la Pizzería Arte Pizza, donde nos acompañó otra peregrina eslovaca residente en la República  Checa llamada Alexandra que Marcio conoció en la cafetería de nuestro albergue y que se desvió del Camino de la Costa para continuar ya por el Portugués Central. Curioso que estando ya en Galicia aún podamos disfrutar de la cerveza Super Bock portuguesa, porque no tenían Estrella Galicia. La pizza buenísima...

Mañana parto hacia O Porriño, y la cosa se pone fea, 100% de probabilidades de lluvia. Aunque quien sabe, hasta ahora el cielo se ha contenido mientras los poquitos peregrinos que habíamos, caminamos...