8a ETAPA CAMINO FRANCÉS (DESDE ASTORGA): SAMOS - SARRIA (14,54 Kms).

 

30 de octubre de 2022

Ahora resulta que en este albergue de monasterio no hace ni frío. Me he despertado varias veces a lo largo de la noche con calor y tuve que prescindir de la manta de apoyo que puse sobre mi saco. O eso, o mi cuerpo estaba asimilando los chupitos varios de ayer noche. Una de estas veces que me desperté decidí ir al baño, y miento si no digo que me dió un poco de respeto y escalofrío dirigirme al baño a oscuras cruzando esta larga estancia en la que solo habíamos cinco personas, todos alineados en el otro extremo de la misma.

Siendo tan pocos en el albergue no ha habido demasiado ajetreo a la hora de levantarnos. Pepe ya estaba allí bien temprano para darnos los buenos días, y la buena noticia de que hoy iba a hacer un día precioso. De hecho lo primero que hicimos todos es asomarnos a la puerta,y parece que efectivamente el cielo hoy tiene mejor color. Después de la pareja francesa que nos acompañó esta noche en el albergue y que madrugaron bastante, David y Celine fueron los siguientes en partir. Nos despedimos de modo normal, como se hace en cada inicio de etapa sabiendo que volveremos a encontrarnos al final de esta, y quedamos en vernos en Sarria. Pero luego me quedó cierto desasosiego después de que se fueran, sabiendo que hoy era el último día de David en el camino y que desde Sarria partiría para Barcelona, y me debería haber despedido de otra forma por si no nos vemos. David es un chaval muy especial, no sabría explicar por qué para que se entendiera, sólo puedo decir que tiene Luz, y el don de saber dónde hacerla brillar cuando hace falta. Con quien sí podré encontrarme seguro es con Celine, que continuará el camino sola hasta Santiago de Compostela.

Me he despedido de Pepe, asegurando que mantendríamos el contacto, con esa pena de quién se tiene que ir de donde se ha sentido bien sintiendo que te habría gustado alargar el momento, pero sabes que el camino es así, repleto de buenos momentos efímeros que hay que disfrutar sin desperdicio alguno antes de que pasen, que es mejor vivirlos que contarlos o recordarlos.

La mañana se presenta muy tranquila, típica mañana de domingo en un pueblo pequeño. He parado de nuevo en la Cafetería Abadía, que Mariano nos aseguró tendría abierto desde temprano, para desayunarne un café con leche y tostadas como cada día y coger fuerzas para esta etapa que se me hace va a ser bastante confortable. Los pies me vuelven a molestar, pero durante el camino se irá poniendo cada cosa en su sitio y ya no le doy demasiada importancia. Las botas las llevo bastante secas y calcetines limpios, así que salgo animado a terminar esta etapa que transcurre entre Triacastela y Sarria, nueva también para mí, convirtiéndose en la motivación del día.

El silencio a la salida del pueblo solo lo interrumpe algún vehículo que pasa, y un grupo de ciclistas que abandonan también el alojamiento en el que se han hospedado. Ha empezado a salir el sol y me he sentido feliz. Se agradecen mucho estos rayos que calientan y confortan después de tantos días de nublado y agua, y el campo se presenta guapísimo luciendo colores en su vestido de domingo. Fantaseo con algunas bonitas casas con terreno junto a la carretera, y vuelvo a soñar con esa ilusión de que me toque algún "premio" que me permita comprarme una casita por aquí arriba...

Me cruzo con áreas de recreo y caminos señalizados para senderistas. Estoy seguro de que unos días de descanso por aquí son una buena opción a considerar para los que nos gusta caminar. En una curva del camino me he desviado a la izquierda hasta el río, que continúa acompañándonos como la flecha amarilla que nos guía, porque el ruido del agua ha delatado a una cascada preciosa que merecía detenerse para sacarse fotos.





Esta mañana me encuentro algunos grupos de personas caminando, pero no consigo distinguir sí son peregrinos o simplemente están paseando por el entorno. Me quedo con el encuentro de una madre y su hijo pequeño que se había percatado del error en la colocación del azulejo de la vieira en un mojón, pues colocado al contrario no señalizaba la dirección del camino. Parecía que su madre no le hizo demasiado caso, y no pude contenerme para intervenir y asegurarle a esta que el pequeño sabía perfectamente lo que estaba diciendo...

He parado en la Iglesia de Santa Eulalia de Pascais, a la que alguien ha querido obligar a visitar pintando una flecha amarilla que dirige hacia su interior sobre la cancela cerrada de entrada. Si esta verja te impide el acceso, podrás acceder continuando el camino paralelo, y en el lateral de la Iglesia, junto al cementerio de su parte trasera, hay una escalera que te permite subir hasta este templo románico del siglo XII. En el pequeño vestíbulo, me paré a leer dos retablos que aún cuelgan a ambos lados de un mirador al cementerio, que aseguran allí reposan las cenizas de dos personas que fallecieron bastante jóvenes hace muchísimos años. En uno de esos retablos el texto lamenta precisamente la premura con la que la muerte llegó a la persona fallecida y esto me hizo reflexionar y retrotaerme un instante a esa lejana época y el momento en que se producían estos enterramientos.



El paisaje de esta etapa se sigue presentando espectacular, con largos tramos llanos muy fáciles para caminar, entornos menos boscosos de amplias fincas verdes, y alguna cuestecilla singular.  En A Veiga de Reiriz, antes de cruzar el puente sobre el río Sarria, a la izquierda me llamó la atención una pequeña construcción a modo de altar que puede pasar inadvertida, con una imagen de piedra que luego he sabido se llama "Peto de Ánimas" y que según la web de turismo.gal "representan las almas padeciendo en el purgatorio. Con las limosnas de los creyentes, se daban misas para redimirlas y liberarlas de sus padecimientos". La figura que en él se encuentra, que en este caso no se puede dentificar, es la figura que vela por esas almas.




Alguna finca presenta recuerdos de tiempos mejores de este pasado verano, en el que seguramente ofrecían servicios de restauración y alojamiento a peregrinos. De haber estado abierto alguno, no me hubiese importado entrar a tomar otro café o una copa de vino acompañada de pincho de tortilla, que para la hora que es entraría fácilmente. A falta de ello, me aparté del camino para sentarme sobre unos troncos en una zona que parece una cantera abandonada. Allí me despojé de las botas para que los pies respirasen y aproveché para hacer un cambio de calzado, me comí varias castañas que aún guardaba en la riñonera y continué con unos cuantos orejones de una bolsa que vengo arrastrando desde Astorga y nunca se acaban.

Nueva parada en Souto de Perros, en la puerta de la Capilla de Nuestra Señora del Camino, una recoleta capilla que cuenta con bonitos detalles como su antiguo confesionario y diferentes y mullidos reclinatorios que pareciesen aportados por los vecinos del entorno, como el que tiene que llevarse la silla de su casa para la junta de la comunidad.


Cuando llegué a Aguiada, donde se unen las dos variantes de esta etapa, la que transcurre por San Xil y la que vengo haciendo por Samos, me acordé de la peregrina Jennifer Migliorini, una chica que residía en Canadá, que conocimos en mi primer camino en 2019 y que trabajaba como jefa de cocina en un famoso reality show, ya que conservo la imagen de ella acabando la variante por Samos a punto de llegar a este cruce, donde justo llegábamos mi compañera y yo. De hecho a partir de aquí, y hasta Sarria, ha sido un continuo volver a recordar y a reencontrarme con las localizaciones de aquel camino, caminando ya en paralelo a la carretera y divisando Sarria a lo lejos. 

Me he hecho de rogar para entrar por segunda vez en la localidad, y paré en la Pensión de Martín a por una caña y pincho de tortilla que me comí sentado en su terraza y que me supieron a gloria. Con mejor ánimo enfilé lo que me quedaba hasta la entrada del pueblo, donde ya comenzó el trasiego de peregrinos en diferentes direcciones. Visité la sede de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago con la que me crucé a pié de camino, y que a pesar de ser domingo y la hora del almuerzo permanece abierta para informar a todos los caminantes. Desde fuera puede parecer una oficina de información turística pero no es este su cometido. Yo aproveché para sellar mi credencial y obtener información sobre cómo llegar a mi albergue. De camino a este, me detuve también en la tienda de la Peregrinoteca a preguntar si disponían de artículos de higiene de viaje pero no entra en su catálogo de surtidos artículos para peregrinos, y la dependienta, como una maldición, me aseguró que siendo domingo estaba todo cerrado y no iba a encontrar ningún otro lugar donde comprar..., aunque lo encontré en otra tienda abierta en la misma calle del albergue.

En esta ocasión me quedo en Albergue Don Álvaro. Me decanté por sus camas bajas individuales en lugar de literas y porque cuenta con un espacio con chimenea donde reúnen a los peregrinos para compartir una degustación de chupitos de licores gallegos. Tienen varias estancias con camas, y a mi me tocó una al final del patio trasero, con buena iluminación y pocas plazas, pero un poco de olor a humedad. El patio y la terraza superior con hamacas deben ser ideales para la primavera y verano. En su azotea superior pude colgar la ropa que tenía mojada y que no se me terminó de secar en el monasterio.



Después de una buena ducha, gracias a que me regalaron en el albergue un botecito rellenable de gel de baño, salí a buscar un BBVA para sacar cash, lamentándome según bajaba las sucesivas cuestas pensando en el ascenso posterior ahora que mi cuerpo estaba en modo reposo. No he podido evitar hacer una foto a una pequeñísima tienda de zapatos que hacía esquina y que tenía toda la pinta de tener muchísimos años. Hacía mucho tiempo que no veía tan poquito espacio mejor aprovechado con infinidad de cajas de zapatos apilados que solo quien lo regenta debe saber ubicar.


A la vuelta, por fin una merecida siesta que mis compañeros de habitación cuidaron de respetar y a las 19:00 de nuevo en pie para ir prontito a cenar. Me decanté por ir a un restaurante cercano al albergue que tenía buena pinta, Mesón O Tapas, con menú del día a 10 € y frecuentado por peregrinos extranjeros en su mayoría. Mi error fue no ir a lo seguro y optar por cambiar el caldo gallego por unos macarrones a la boloñesa, con todos mis respetos los macarrones más malos que me he comido nunca , una suerte de pasta con tomate frito y carne picada (no encontré nada más) con un sabor a aceite rancio que los hacía incomibles. El segundo plato a base de pollo estaba mejor, pero ya empecé a echar de menos los caudalosos guisos de etapas anteriores a los que estaba acostumbrado.

Después de cenar volví al albergue para reunirme con el resto de peregrinos en ese encuentro delante de la chimenea, ratitos de esos que tanto me gustan. Sin embargo la presencia de estos era más bien floja, solo cuatro peregrinos y la jornada no se presentaba muy animada. No obstante yo me senté en un banquito de madera cercano al fuego que se nos ofrecía en un original y reciclado bombo de lavadora adaptado (yo he llegado a reciclar el cristal de la puerta de una lavadora como fuente para grandes sangrías o gazpachos) y me serví un par de chupitos de orujo que disfruté mientras me entretenía poniendo al día este blog y las fotos.

Dormir esta noche ha sido un poco complicado, es lo que tiene poner a un grupo todo junto en una misma habitación en la parte de arriba sin nadie más ajeno al grupo que les cohiba, que se pueden montar su propia fiesta, y de las carreras y saltos que pegaban el techo retumbaba que parecía que se nos iba a caer encima. Un par de veces estuve a punto de salir a buscar a algún responsable del albergue, ¿pero a donde?. Opto por dejarme llevar por el cansancio en lugar de ofuscarme, rezando por no coincidir con otro grupo así en el próximo albergue en Portomarín, sobre todo porque tengo muchas esperanzas puestas en este próximo alojamiento del que en la próxima publicación comentaré. Tengo ganas de encontrarme de nuevo con Portomarín y su incomparable entorno de bienvenida, esta será la motivación feliz de mañana.

Buen Camino!

INFORMACIÓN PRÁCTICA Y ENLACES:

Avda. de Compostela, 1
+34982546046
info@abadiadesamos.com

Avda. Compostela, 20 (Samos)
+34982546184


c/ Cimo da Agra, 11 (Sarria)
+34982531458

c/ Vigo de Sarria, 15 km 115

Rúa Maior, 10 (Sarria)
+34982531582
info@alberguedonalvaro.com

Rúa Maior, 79 (Sarria)

Praza da Constitución, 4 (Sarria)
+34982535276



App de seguridad ciudadana de la Policía y la Guardia Civil. Canal discreto y eficaz para solicitar ayuda de las fuerzas de seguridad ante cualquier hecho del que seas víctima o testigo. Entre sus principales funcionalidades destacan: 

Chat: contacta a través del chat, envía fotos y vídeos y obtendrás una respuesta inmediata desde el centro de Policía o Guardia Civil más cercano a tu posición.

Botón SOS: protección reforzada para colectivos vulnerables. Envía una alerta urgente al centro policial más cercano junto con tu posición y una grabación de audio de 10 segundos de lo que está pasando.

Guardián: comparte tu posición con los tuyos o con los servicios de rescate. Tu posición será enviada periódicamente para que puedas ser localizado rápidamente en caso de incidente.

Avisos localizados: recibirás un aviso en tu móvil si hay una emergencia de seguridad en la zona en la que te encuentras.

Acceso universal: adaptada a personas sordas e invidentes. Incorpora un traductor automático para poder comunicarte con las FFCCSE en más de 100 idiomas.



IMÁGENES:




























Comentarios

ENTRADAS POPULARES:

1a ETAPA CAMINO DE SANTIAGO PORTUGUÉS INTERIOR: VISEU - ALMARGEM (15,2 Kms.)

CAMINO DE SANTIAGO PORTUGUÉS INTERIOR. Oporto: segundas partes también son buenas .

CAMINO DE SANTIAGO PORTUGUÉS INTERIOR. Viseu: una janela medieval.