EPÍLOGO A MUXÍA Y FISTERRA. Muxía: lembranzas, felices juntos...


7 de noviembre  de 2023

El grupo de italianos que compartía habitación conmigo han sido igual de ruidosos para marcharse que para aposentarse ayer noche. Les ha dado completamente igual que yo siguiese acurrucado en mi litera. Tanta paz lleven como paz dejan....; Esto no hace más que reafirmarme en qué no es buena idea dormir en litera en los albergues si disponen de habitaciones individuales y vas a pasar más de una noche, porque el descanso es nulo. Me ocurrió en Ponferrada y tendría que haber aprendido la lección aquí.

No tenía ninguna prisa por incorporarme. Muxía podría recorrerla entera y sobradamente con todas las horas que tenía por delante en el día de hoy, pero dormir un poco más ha sido infructuoso cuando ha llegado el zafarrancho de limpieza. Pon esto allí, recoge aquello, dale allí...; esperé a que las chicas terminasen y el suelo se secase para de una vez ponerme en pie, asearme y vestirme.

Para desayunar me he dirigido de nuevo al Bar  Plaia das Lanchas donde cené ayer noche, el cual se encontraba bastante animado esta mañana. Café con leche y doble ración de los churros que acompañan al café, reponiendo energía mientras escucho conversaciones ajenas.

La mañana se presenta agradable, nublado pero con el sol acompañando a ratos, lo cual es un aliciente para esta jornada de visita imprescindible que se me presenta por delante. Enfilo en dirección al entorno de Santuario de la Virgen de la Barca, deteniéndome antes en la Iglesia de Santa María de Muxía, a pie de camino y estratégicamente crecida sobre el lecho rocoso del Monte Corpiño que la protege. Me llamó la atención su espadaña aislada y en alto, al igual que en la Igrexa Parroquial de San Ciprián de Vilastose que visité ayer. Esta Iglesia tiene su origen en el siglo XII, aunque su fisonomía actual se corresponde con reformas y restauraciones posteriores. Ya en 1176 aparece nombrada en un Códice de Sobrado dos Monxes, por el cual el Rey Fernando II de Galicia cede los derechos sobre Muxía al abad del Monasterio de Sobrado .





He rodeado la Iglesia, que presenta rinconcitos interesantes entre su corta hechura y la piedra, y subí la estrecha escalerita que lleva hasta la espadaña, desde donde ya se aprecian bonitas vistas de la Iglesia y la ría al frente. Tanto así que decidí subir un poco más por entre las rocas para tomar fotos, y cuando quise darme cuenta estaba escalando ladera arriba el Monte Corpiño hasta llegar arriba, algo que no recomiendo ya que para subir hay una rampa creada ex profeso y más segura.




El Monte Corpiño, de 68 metros de altura, es un mirador privilegiado de Muxía, que se extiende de frente a sus pies a modo de isla entre la Ría de Muxía- Camariñas y el Océano Atlántico. El lugar desprende una energía inmensa, con una gran cruz de piedra  que se rige como catalizadora de la misma, marcando territorio como el estandarte clavado que coloniza el lugar, protegiendo todo lo que desde abajo pueda divisarlo.de cerca y de lejos. Me entretuve un rato aquí arriba, meneado a veces por el viento, con las manos en los bolsillos sin saber a donde mirar, porque en 360 grados el paisaje es espectacular. No sé cuantas fotos repetidas llevo...; Dicen que su nombre proviene posiblemente de algún cuerpo momificado (corpiño significa en gallego "cuerpo pequeño") encontrado en este lugar y que pudiera tener relación con el Santuario.
















Decidí bajar en dirección al Santuario, esta vez por el estrecho camino adoquinado que entre parcelas delimitadas por muretes bajos de piedras nos deja casi a la altura de la enorme escultura de A Ferida. Con sus 11 metros de altura, esta obra del escultor Alberto Bañuelos Fournier se convirtió en su momento en la escultura más grande de España, simbolizando la herida que dejó en toda la Costa da Morte el triste episodio medioambiental  del año 2002 con el hundimiento del petrolero Prestige, que por culpa de una nefasta decisión política tiñó de negro el mar, la orilla, el ecosistema y el corazón de todos los gallegos. Toda esta mole de tristeza, recuerda también amorosamente, sin embargo, el enorme trabajo que miles de voluntarios sin ser movilizados por nadie llegaron de todas partes de España para con sus propias manos y a veces con rudimentarias herramientas dejar como estaba antes el imponente paisaje que vemos hoy en día.








He paseado por este entorno, intentando localizar con mis recuerdos las rocas por las que mi madre y mi hermana María Jesús saltaban felices al viento en nuestra visita de 2016. De hecho, desde que esta mañana he puesto un pie en el suelo, me embarga esa sensación de tristeza que te da recordar momentos felices que aquí tuvieron lugar, y que el Alzheimer nos ha arrebatado arruinando la cabeza y las posibilidades de continuar disfrutando de mi madre. Esa sensación me acompañará siempre, es lo que tiene cargar con esa otra mochila que es el lastre del corazón, y que sabes que no desaparecerá nunca. Me queda, me digo..., la satisfacción de que la traje aquí, donde ella quería, conociendo Santiago de Compostela, la Costa da Morte, A Coruña, Sanxenxo..., y que este viaje de 2016 vaticinaba los epílogos, los pasos que hasta Finisterre me llevan ahora por tercera vez. Y creo que es así porque es allí donde el lastre, por un instante, se suelta...

Agosto de 2016


Agosto de 2016











El Santuario de A Virxe da Barca estaba cerrado. Creo que en este epílogo no me he encontrado ni una sola Iglesia abierta, y en el pasado Camino de Invierno se podían contar con los dedos de las manos, y me sobraban dedos....; Solo se podía acceder al pequeño vestíbulo de la entrada, desde donde podemos admirar el austero interior, y oler..., que a mí me gusta oler las Iglesias levantando el mentón para captar esa leve y fresca brisa invisible que sobrevuela el interior y que envuelve a los feligreses que interés pongan, en aromas de flores pasadas de varios días, incienso, humedad y madera vieja. 

Una señora mayor a mi lado, que ha llegado con un grupo de excursión, comenta a otra que la Iglesia está muy descuidada, pero a mí me gusta así, con esa sensación de refugio ante las inclemencias de ahí fuera...; El primer templo data del siglo XII, pero la construcción actual tuvo su origen en el siglo XVIII, pasando por diferentes restauraciones hasta 2015, cuando tuvo que ser reconstruida debido a un pavoroso y desgraciado incendio que una noche de navidad de 2013 acabó con el retablo y el techo de todo el recinto, entre  otras cosas.




Un pequeño barco de velas artesanal cuelga de una pared, y me recuerda uno que andaba por la casa de mi abuela y que hasta no hace muchos años fue dando tumbos por nuestra casa de campo y nuestro hogar, desvencijado y con algún palo mayor roto.  Pero creo que tuvo triste final cuando me mudé de Mallorca a Sevilla con la mudanza. Fue de esas cosas que la procrastinación hizo que jamás le dedicara tiempo para repararlo, a pesar de que hice acopio de elementos de bricolage para ello. Y ahora me pesa...

En el  exterior del Santuario se despliegan los coprotagonistas de este mágico lugar. Cuenta la tradición popular que la Virgen María, en su afán de dar ánimos a Santiago Apóstol que no lo estaba teniendo fácil para cristianizar a los habitantes de estos territorios, se desplazó hasta aquí en una enorme barca de piedra. Esta barca, hoy despedazada, ha llegado a nuestros días con varios fragmentos de la misma repartidos por la costa más próxima al Santuario. Son piedras a las que se les atribuyen poderes curativos, ligados a rituales ancestrales:

  • Pedra de Abalar: Su nombre significa "oscilar" y se identifica con la barca de piedra. Se decía que si alguien conseguía hacerla mover estaba libre de todo pecado, aunque otras creencias atribuían a las piedras poderes adivinatorios, pues si se movían presagiaban grandes desgracias. Las inclemencias extremas de esta zona hicieron que tuviera que ser reconstruida en diferentes ocasiones, hasta que un fuerte temporal la hizo desprenderse definitivamente. Actualmente se encuentra depositada en el atrio del Santuario, y con todo el protagonismo que atesora, me da la sensación de que mucha gente pasa de largo, e incluso una joven guía del grupo de excursionistas erraba señalando las diferentes piedras y sus nombres. Yo me senté un rato a su lado, aprovechando para depositar sobre ella mi cadena de oro y el Tetragramaton que le cuelga para que limpiase y dotara de energía este amuleto que me protege.
  • Pedra dos Cadrís (piedra de los riñones): Se le atribuye la función de la vela de la barca, y para mí es la más espectacular. La tradición dice que quien pase nueve veces bajo ella se curará de males de riñones, espalda y cabeza.
  • Pedra do Timón: Con forma de timón como su nombre indica, venía a ser el timón de la barca en la que la Virgen hizo su aparición.







Me senté sobre una roca a dejar que el sol que asomaba tímidamente se sintiera en mi cara, y a escuchar los fuertes golpes de mar poderosos que me salpicaban, y yo me dejaba...



Tras ese ratito de meditación y dejarme llevar caminé hacia el pequeño Faro de Muxía. Antes me detuve en un pequeño local a modo de cabaña de madera donde dos señoras realizaban encajes artesanales a base de entrelazar hilos con bolillos de madera durante horas y horas para dar lugar a preciosas puntillas, obras dignas de ser enmarcadas. Muchas de estas puntillas se exportaban antiguamente a sudamérica en barcos por comerciantes que las apreciaban y emigrantes muxianos que las distribuían.  Le pedí permiso a las "palilleiras"para grabarlas y quedarme con ese sonido característico y embelesador de los bolillos al chocar unos con otros a una velocidad admirable mientras tejen.





El Faro de Muxía no es grande, pero su figura se yergue con brío sobre esta plataforma rocosa que le sirve de base. Descubrí en el lado que da hacia el mar  un saliente en el que pude sentarme a modo de banco y que será uno de mis rincones imprescindibles en futuras visitas, si no está ocupado por amorosas parejas que lanzan promesas de amor de ida y vuelta al fuerte oleaje. El Faro forma parte de la sexta etapa de una ruta de senderismo denominada O Camiño dos Faros, que en ocho etapas recorre la costa y parte del interior desde Malpica hasta Finisterre, haciendo partícipe al caminante de grandes faros, playas, acantilados, fauna e historia. Un camino que meteré en mi bolsa de pendientes como aliciente para dar forma a una nueva excusa para volver por aquí arriba en otro momento de mi vida.








Era hora de volver al albergue. Quería dedicar un rato a quehaceres personales, sobre todo lavar la ropa sucia que tenía acumulada. Antes me he detenido en una pintoresca tienda de recuerdos que no pasa desapercibida. Fachada de piedra blasonada con balcón y puertas de madera pintados en azul royal. Se trataba de la tienda Tesoros del Mar, donde compré un imán para mí colección del Camino de Santiago que no le hacía justicia a la cantidad de cosas preciosas que había en este lugar. Un batiburrillo de pequeñas obras de arte, muchas de ellas hechas a mano, con un hombre al frente que parece todo un lobo de mar. Si no fuera porque soy peregrino y cargo con un mochilón, algún barquito me hubiera llevado. Pero ya caerá...


La colada no fue posible en el albergue porque aun teniendo lavadora, la secadora estaba estropeada, por lo que la hospitalera me recomendó una lavandería de autoservicio cercana. Allá que me fui, a la altura del Paseo Marítimo, para pasar un rato sentado ojeando las redes sociales mientras ponía a punto la ropa para los dos próximos días que iba a pasar en Finisterre. Finalizada la colada, me fijé en un bar que me pillaba de paso y que tenía menú del día: Café Bar O Xardin, con menú normal y del peregrino. Local sin pretensiones pero con una honradez enorme: cuando volví al albergue me llegó una notificación al móvil de que habían hecho una devolución del precio de un menú a mi tarjeta porque me lo habían cobrado dos veces, y yo no me di ni cuenta...; Aquí encontrarás vecinos de la zona, y no turistas.

Tras el almuerzo lo que tocaba era siesta, con toda la habitación para mí solito, con esa tarde de otoño en la que apetece meterse bajo la manta mirando el gris que asoma por la ventana, y relajarse con los ojos cerrados. La siesta no duraría mucho, pues la puesta de sol estaba prevista para las 18:22 y hacia allí que me fui de nuevo para ubicarme junto a la escultura de A Ferida, intento fallido porque el cielo estaba tan nublado que el espectáculo se desarrolló detrás de la cortina, como un pase privado del que a lo mejor pudo disfrutar alguien al otro lado. Me consuela pensar que este momento estaba reservado para Finisterre y el cabo...

He vuelto a subir paseando al Monte Corpiño, para disfrutar de una panorámica diferente mientras anochecía y emergía esa otra Muxía preciosa de luces y azul oscuro, y la magia del Monte se hacía presente....


















De vuelta al albergue he ordenado la ropa que había lavado y que había dejado acumulada sobre la litera de arriba cuando me estaba derrotando el sueño. Mochila ordenada para el día siguiente. Un salto a un supermercado cercano para comprar algo que pudiera calentar para la cena y algo de fruta. de regreso, me he detenido en la puerta de un comercio que ha llamado mi atención tras el escaparate. Se trataba de Comercio García, un establecimiento de venta de ropa de los de antaño, con un enorme mostrador de madera antiguo y estanterías que emanaban el olor que el pedigrí y el paso de los años les ha impregnado. Pedí permiso para entrar y hacer alguna fotografía, acordándome de la antigua tienda de tejidos de mi tío Manolo en la calle León XIII de Sevilla, Tejidos Marvi, local hoy tristemente convertido en una moderna pescadería.




Para la cena no hizo falta el avituallamiento que había comprado. Cecilia la hospitalera había cocinado, como hace cada día, una olla enorme de sopa de lentejas que los peregrinos pueden degustar gratuitamente, así que me serví una especie de primer plato de mi menú, pero las lentejas estaban tan buenas, y esa noche había tan pocos comensales, que repetí plato y la compra del super ya no hizo falta, así que lo reservé para mañana. 


Tras la cena, tiempo para desplegarme en la litera con la luz encendida, repasar fotos, publicar en las redes sociales, leer y contestar comentarios, así como repasar el trayecto de mañana que por fin me llevará a Finisterre por un nuevo camino desconocido, si Dios y el Apóstol quieren...

Buen Camino!


INFORMACIÓN PRÁCTICA Y ENLACES:

Rúa Encarnación, 30 ( Muxía)
+34687798222
albergue@belamuxia.com

Rúa Enfesto, 22 ( Muxía)
+34620112902

Rúa Mariña, 49 ( Muxía)
+34881820705

Rúa Virxe da Barca, 35 (Muxía)
+34657181326

Avda. López Abente, 20 (Muxía)
+34604063604

Rúa Mariña, 1 (Muxía)

Rúa José María del Río, 10 ( Muxía)
+34981742123

Un viaje único por el Camino Fisterra - Muxia narrada a través de la voz de quien mejor conoce el territorio: 20 personas locales que revelan 20 maravillas a lo largo de 10 concellos.

Propuesta de 20 visitas imprescindibles presentadas por 20 protagonistas que llevan Costa da Morte por bandera allí donde van, y eso se transmite a lo largo de las 56 páginas de la guía.




App de seguridad ciudadana de la Policía y la Guardia Civil. Canal discreto y eficaz para solicitar ayuda de las fuerzas de seguridad ante cualquier hecho del que seas víctima o testigo. Entre sus principales funcionalidades destacan: 

Chat: contacta a través del chat, envía fotos y vídeos y obtendrás una respuesta inmediata desde el centro de Policía o Guardia Civil más cercano a tu posición.

Botón SOS: protección reforzada para colectivos vulnerables. Envía una alerta urgente al centro policial más cercano junto con tu posición y una grabación de audio de 10 segundos de lo que está pasando.

Guardián: comparte tu posición con los tuyos o con los servicios de rescate. Tu posición será enviada periódicamente para que puedas ser localizado rápidamente en caso de incidente.

Avisos localizados: recibirás un aviso en tu móvil si hay una emergencia de seguridad en la zona en la que te encuentras.

Acceso universal: adaptada a personas sordas e invidentes. Incorpora un traductor automático para poder comunicarte con las FFCCSE en más de 100 idiomas.

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