CAMINO DE SANTIAGO INGLÉS: SENSACIONES.
"Comenzar por vez primera el camino es iniciar, para siempre, un constante volver a volver."
Muchas veces me he preguntado por qué habré pospuesto tantas veces en todos estos años iniciar el Camino de Santiago, a pesar de que la idea me rondara desde los 17 años tras aquella pequeña toma de contacto en 1992 en un viaje de estudios con Miguel de la Cuadra Salcedo, invitados por la Xunta de Galicia y en las postrimerías del Xacobeo 93. Muchas veces he pensado que de alguna forma el camino en algún instante de tu vida, estés o no en él, te señala con el dedo y te deja una marca indeleble que cuando ha de ser comienza a latir y te llama, y entonces ya no hay nada que hacer...
El Camino Inglés supuso mi segundo camino, esta vez en solitario. Un camino especial y deseado que comenzaba en el mar para terminar también en él, pues no me llevó solo hasta Santiago, sino a Finisterre. Especial también porque de alguna manera los que nos adentramos en el camino en un respiro de los meses de pandemia tras el confinamiento, nos sentíamos testigos de un momento histórico, a la vez que triste. Que en plena temporada alta el camino fuera casi sólo tuyo era ciertamente chocante hasta para las mentes más abiertas, aunque a su vez te recompensara con un viaje casi exclusivo a tu mundo interior que se antojaba un privilegio. Hacer el camino inglés supuso realmente en esos momentos poder escapar del ahogo y de pensamientos funestos y volver a respirar, oler, curiosear, meditar, sorprenderte..., en definitiva, vivir..., bien sea paseando por las calles del barrio de Canido en Ferrol entre murales gigantes y artistas, o perdiéndote por tramos del camino que se adentran en sombríos bosques en galería con buena vibra que calman al mayor de los temperamentos; parándote a comer una naranja junto a centenarias y solitarias ermitas o sanadores murmullos de infinitos cursos de agua; subiendo cuestas como la subida a la salida de Pontedeume a primera hora de la mañana desafiando tus pulsaciones y estómago vacío, o descubriendo lugares mágicos que sabes que tú, y solo tú, has reparado en ellos (yo encontré el mío a la salida de Miño...).
El Camino Inglés es una fantástica excusa para encontrarte a ti mismo y lograr respuestas, sin prisas. Me dejarían atrás muchos peregrinos cada día, pero mi finalidad no era hacer turismo en los finales de etapa, sino empaparme de la etapa misma y de todo lo que el camino me ofrecía. Y aún así lo terminas creyendo que te has perdido infinidad de cosas. Las enormes e inesperadas ampollas en ambas plantas de mis pies, por si acaso, se encargaron de que aminorara mi ritmo y de que pusiera como nunca los pies en la tierra, y a su vez, porque el camino también enseña y da collejas, a ser humilde y a ponerme en el lugar de los demás, que enviar por necesidad la mochila algún día en transporte privado, o permitir que el hospitalero venga a buscarte los últimos kilómetros porque ya no puedes caminar más de dolor, no te hace menos peregrino, sino resolutivo. Y precisamente hospitaleros enormes de corazón y de sabiduría te encontrarás en el Camino Inglés, como Benigno, de Hospital de Bruma..., porque si hay lugares con abundancia de corazones enormes y buenas personas, ese es el Camino de Santiago: desde los vecinos de cada uno de los municipios que cruzas y que no dudan en gritarte desde lejos para avisarte de que has cogido la bifurcación equivocada, porque desde lejos te observan cual madre que mira y espera hasta que ya no pueda distinguir a lo lejos a su hijo, como los hosteleros que te alegran el día con el mejor de los platos calientes, que por la noche también entran las lentejas, y con la última conversación de la jornada que te dejará reflexionando un rato más sobre la almohada.
En el camino la "voluntad" cobra un significado enorme, con obras de arte hechas a mano a tu disposición colgadas y sin vigilancia en la puerta de cualquier casa a cambio de unas monedas, o cestas de fruta y bebidas a disposición de los peregrinos en la puerta de cualquier finca. Avituallamiento este que el propio camino engrosa con un sinfín de frutos de temporada que encontrarás a tu pies: manzanas, castañas, higos, zarzamoras..., y antiguas fuentes de agua fresca a las que te aficionarás y buscarás con fruición como buscas la flecha amarilla...; Y estas son las pequeñas cosas que te alegran el día.
En el Camino Inglés descubrirás que los super chicharrones de carne que compraste en el Mercado de la Magdalena de Ferrol le dan mil vueltas a las barritas energéticas, que la tortilla de Betanzos no es que esté buena, es que es insuperable!, y que con la compañía de otros peregrinos todo sabe aún mejor...; Porque quizás conocer a otros peregrinos y llevarte un pedacito de su amistad, generosidad, enseñanza o cariño, aunque sea fugazmente, será una de las cosas más importantes que te lleves del camino. Con algunos solo hablarás un instante, con otros más y ni siquiera les habrás preguntado su nombre, con otros te alegrarás pensando que los volverás a encontrar en el siguiente albergue e inexplicablemente sentirás pena cuando busques con los ojos entre literas y no los encuentras..., nunca más, y sin embargo con otros seréis amigos para llorar y para siempre.
En definitiva, el Camino Inglés es un universo de sentidos a flor de piel, un viaje personalizado para ti que se va a iniciar cuando de verdad lo necesitas, y ten por seguro que serán varias veces a lo largo de tu vida, porque comenzar por vez primera el camino es iniciar, para siempre, un constante volver a volver, porque cuando menos te lo esperes el corazón volverá a latir diferente pensando en el camino, y Santiago que como un faro alumbrará el sendero y dirección por dónde has de dirigirte aunque tengas otro diferente en mente, será en todas esas veces el bálsamo que te alivia, por dentro y por fuera. Mi consejo es que no lo pospongas, déjate llevar, no te resistas, ya que, como dice esta frase que me llegó un día "si no estamos felices y contentos en esta estación, ¿a qué otra estación vamos a esperar y a qué otros tiempos vamos a aguardar?"
Buen camino!.
INFORMACIÓN PRÁCTICA Y ENLACES:
NUEVO: Guía 20xvinte El Camino Inglés.
Desde tierras inglesas, más allá del mar, llega esta ruta con destino Compostela. Con sus dos variantes, nos paseamos de la mano de 20 amantes del Camino:
Gracias por encabezar tu texto con esta foto!!
ResponderEliminarÉ a palleira da miña familia
Gracias
Pues esa palleira me tiene enamorado! :-)
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