Un cajón para recopilar experiencias, desahogos y reflexiones, pero sobre todo, un lugar para compartir. Realizando el Camino de Santiago descubrí que soy MÁS YO Y MÁS FELIZ, y que compartirlo en los foros de los diferentes caminos ha ayudado y animado a mucha gente a aventurarse a hacerlo o simplemente desplazarse y vivirlo con el pensamiento. Sirva entonces este lugar como punto de encuentro de todas esas publicaciones que se perdieron en Facebook...
10a ETAPA CAMINO DE SANTIAGO FRANCÉS (DESDE ASTORGA): PORTOMARÍN - PALAS DE REI (24,67 Kms).
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1 de noviembre de 2022 (Festividad de Todos los Santos).
He dormido prácticamente del tirón esta noche. La cama es muy cómoda y lo he aprovechado. Ha habido ronquidos, muchos, a los cuales no voy a poner nombre, pero la verdad es que yo una vez que cojo el sueño, y si estoy relajado, no me entero de casi nada. Cuando he levantado la cabeza por encima de la manta, Antonella ya se había marchado, y también la otra chica que ocupaba la habitación. Fernando no está en la habitación, pero sí sus cosas. Lo primero que hago al levantarme es acercarme al balcón para disfrutar de la que debe ser una preciosa vista amaneciendo sobre el Embalse de Belesar, y esta no defrauda al presentar para variar una capa de niebla que se mueve lentamente sobre el cauce como una nube baja que se lava la cara de buena mañana. Foto para inmortalizar el momento y rápido al cuarto de baño para lavarme yo y ponerme por fin en marcha.
Ordenando la mochila ha entrado Fernando en la habitación, muy serio. Al preguntarle cómo se encontraba hoy me ha respondido que mal, se ha sentado en la cama y se ha roto...; La rodilla le duele muchísimo, no le permite casi subir las escaleras del albergue, y no sabe qué hacer. A mi se me ha partido el alma, y me he visto de nuevo en la misma situación que yo me vi en septiembre de 2020 cuando en la primera etapa del Camino Inglés dos enormes ampollas en cada una de las plantas de mis pies me provocaban tal sufrimiento que se me hacía cuesta arriba verme llegar a Finisterre, y en esos momentos, por inesperado y por todo lo que has trabajado y planificado para estar dónde estás, tan lejos de casa, una especie de terror frío te recorre las venas y te bloquea. Yo aguanté, y lloré, y pude amortiguar las heridas, pero la situación de Fernando es diferente, se trata de una cuestión de movilidad que ni las rodilleras pueden aliviar porque para que el dolor aminore debe caminar con la pierna recta y en las próximas etapas de subidas y bajadas eso va a ser prácticamente imposible.
En este momento se le había caído el mundo encima, y sé que por su cabeza pasaba el tiempo y dinero invertido, las reservas adelantadas, el encuentro previsto en Santiago con otros familiares..., así que la única forma de consolarlo y aliviarle era enfrentarlo a la realidad y a un objetivo esperanzador: ahora no es el momento de hacer su camino; es una gran "putada", pero lo que debe hacer es regresar a casa, arreglar todo cuanto antes para conseguir fecha para operarse tal y como estaba previsto, rehabilitarse y ponerle fecha a su próximo camino, que deberá empezar en Portomarín y desde este mismo albergue.
Me he ofrecido a ayudarle a organizar el regreso a casa, así que una vez recogido todo nos hemos ido juntos a desayunar a la cafetería D'gusta Bakery & Café. Mientras él miraba las posibilidades en avión, yo hacía lo propio con los autobuses. Ni una ni otra alternativa era fácil, por un lado por no haber disponibilidad de billetes en unos vuelos repletos de gente que vuelve a casa tras el puente, o por las excesivas subidas de precio siendo billete de última hora, o porque no había buenas conexiones de bus desde Portomarín en día festivo. Finalmente la mejor opción la encontró Fernando con un "Bla Bla Car" de alguien que en pocas horas salía desde Orense a Sevilla a un precio razonable. En la cafetería nos pasaron el teléfono de un taxista que lo podría trasladar a Orense, y resuelto esto Fernando se quedó algo más tranquilo. Creo que la mayor tranquilidad le llegó cuando mentalmente encontró apoyo a la idea de que debía abandonar el Camino de Santiago en este momento, no para siempre, sino para posponerlo a un momento en el que por fin sus dos rodillas estuvieran operadas y fuertes, con el incentivo del amor propio que supone prometerse que lo volverá a retomar donde tuvo que abandonar, sí o sí.
A mí me ha dado mucha pena, porque me hubiera gustado caminar con él y acompañarlo por si en algún momento necesitaba ayuda, pero no podía siquiera hacerle pasar un instante esa idea por la cabeza, porque sería una decisión errónea. Así que en la puerta de la cafetería nos hemos despedido con un abrazo, deseándole un feliz regreso a casa, y pidiéndole que me enviara mensaje cuando ya estuviera rumbo a Sevilla.
Calle abajo y con cierto mal cuerpo, me he detenido a fotografiar una imagen de un crucificado guapísimo y muy realista para el material con el que está hecho, al que he pedido buen camino también para hoy.
El día se presenta muy bonito. Ha salido el sol y estoy seguro de que hará hasta calor. El pueblo está silencioso, ese silencio de día festivo, cuando la gente aprovecha para levantarse tarde, y no hay trasiego de vehículos en las calles. Solo se ven otros peregrinos como yo buscando la continuación del camino para salir de Portomarín. Recuerdo que en 2019 nos costó encontrar las señales del camino, y esta vez me he vuelto a desorientar en el mismo punto, aunque teniendo una cierta idea de la primera vez, pude enfilar rápido el camino hacia el puente que nos pondría a los pies del sendero que nos encaminará hacia Palas de Rei. Si hay poca agua por la zona del embalse, por este lado es casi imperceptible, pero a cambio se impone el verde para darte los buenos días e invitarte a disfrutar de una bella etapa por caminos rurales.
Pasado el puente se nos plantearán dos alternativas para caminar. A la izquierda por el que se presupone que es el camino histórico, y que las guías definen como medio kilómetro más largo y por asfalto; a la derecha el camino complementario, que supuestamente siempre ha sido el principal, que transcurre por bosque y que fue por el que caminamos en 2019. Huelga decir que prefiero el bosque al asfalto, así que volví a dirigir mis pasos por el camino complementario. Aquí comienza un continuo pero suave ascenso por un hermoso y sombreado bosque que debe ser todo un regalo cuando se camina en verano. Lo que me sorprende es que no me cruzo a nadie, el silencio es total, y me reencuentro de nuevo con la humedad, el musgo, los enormes árboles, el canto de los pájaros y el frescor que atraviesa. ¿Es posible que todo el mundo se haya decidido por el camino principal?, pues parece ser que sí porque durante largo tiempo camino con la sensación de que me hubiese perdido. Ambos caminos, principal y complementario, se unen a la altura de un viejo edificio encajado en la naturaleza que dicen es una fábrica de ladrillos y que no consigo averiguar si continúa en la labor, pues por fuera adolece de las señales del paso del tiempo y parece que la vegetación se lo come, y solo en un extremo alguna maquinaria parece que le aporta vida.
Antes de llegar a Gónzar cruzaremos un sombrío área de descanso. Hoy presenta grandes charcos en su entrada y barro, pero a mí se me ha antojado parar y sentarme en uno de sus merenderos de madera para hartarme de cacahuetes bañados en chocolate. En este punto ha empezado a aparecer gente, imagino que son los que han cogido por el camino principal al salir de Portomarín. Viéndome allí sentado, otros han decidido también parar aquí a descansar y poco a poco el solitario merendero ha empezado a cobrar vida con voces, risas y algún altavoz portátil con música.
Mientras engullía cacahuetes me entretuve a observar. En la mesa a continuación de la mía tres chavales jóvenes hacían recuento de cuántos porros podían hacerse con el "chocolate" que les quedaba y cómo repartirlos entre las etapas que faltaban. Un poco más adelante se divisa una nueva bifurcación que nos plantea la tesitura de si caminar rozando Gonzar por la carretera o atravesando la población , y me fijaba en cuántos se decidían por uno u otro itinerario: ganaba el tramo por la carretera, más corto.
Así estuve un rato, hasta que decidí ponerme de nuevo en marcha, y como en 2019 opté por la opción de cruzar Gónzar en la bifurcación. Lo hice además porque sabía que allí me esperaba una de las fotos que más me gusta de este camino y que quería volver a retratar: un viejo y vetusto hórreo especial para mí, adosado a la parte superior del muro de una casa, que saluda a los peregrinos a su paso. Difícil no levantar la cabeza y fijarse en él, y si de fondo el cielo nos regala un estampado de nubes, la fotografía será preciosa.
El camino pisoteado de vacas hasta Gónzar está embarrado y corre agua sendero abajo. El pueblo, como una mole marrón claro de barro cocido, me recibe como la otra vez, silencioso y tranquilo. Intenté identificar el descansillo de la casa vacía en el que me senté en 2019 a cambiar los apósitos de mis ampollas, y esta vez me adentré un poco por sus calles para visitar la Iglesia de Santa María, que un día como hoy festividad de todos los Santos y con el cementerio al lado, esperaba encontrarme abierta. Callejeando he intentado encontrar infructuosamente una fuente en la que rellenar mi botella de agua, y no me atreví a pedírselo a una señora que adivinè por una ventana trasteando en la cocina, así que continué adelante para unirme al resto de peregrinos que llegaban por el camino paralelo a la carretera.
Poco más de 1,2 kms más adelante llegaremos a Castromaior, donde un par de bares cuesta arriba acogen a peregrinos y lugareños. Aquí me llamó la atención un cartel que señalaba la dirección hacia el Castro que da nombre al pueblo. La importancia de este enclave arqueológico quedaba de manifiesto cuando me topé de frente con las obras inacabadas de un enorme edificio financiado por el Ministerio de Cultura, de lo que iba a ser un centro de interpretación del monumento. Nada de esto recordaba de mi paso en 2019, así que, después de parar un poco a descansar en un murete bajo de las obras del centro de interpretación (que espero se finalicen algún día y lo invertido recobre sentido) y dejar que pasase un grupo grande de personas que venía tras de mí, me dispuse a continuar cuesta arriba desde aquí y buscar el desvío a la izquierda hacia el yacimiento arqueológico.
Es fácil llegar, el acceso está a la izquierda una vez llegamos arriba subiendo la cuesta que nos hará sudar. Solo hay que desviarse unos metros, y sin embargo, todo el mundo pasaba de largo. A la entrada, un panel nos explica la historia de este lugar y las distintas ubicaciones. Ante nosotros, altos montículos de tierra a modo de laberinto que visto desde arriba revelan esa forma de círculos en espiral que encontramos a modo de logo en algunos lugares de Galicia. Es muy fàcil llegar al yacimiento siguiendo el sendero que otras pisadas anteriores han dejado marcadas. En un punto concreto tienes la opción de continuar hacia el descampado interior donde se encuentra el yacimiento, o continuar sendero arriba subiendo sobre uno de los montículos que te permitirán tener una vista aérea del yacimiento completo.
Para mí ha sido un momento mágico verme allí solo, arriba, divisando este lugar cargado de historia y energía, un enclave de la 1a Edad del Hierro muy bien conservado que de algún modo te transporta. Allí solo había silencio y mucho viento. Desde el mismo punto podías ver a los peregrinos que continuaban caminando por el camino paralelo a este mágico lugar, sin percatarse de lo que estos montículos encierran. A mi solo se me ocurrió entonces hacer una cosa: busqué en Youtube la canción "Love Song" de Ofra Haza, puse el volumen de mi móvil a tope y lancé la música como una oración dedicada a este lugar sagrado. Pocas veces se tiene oportunidad de vivir momentos así, por lo tanto te invito a reproducir este instante, y te aseguro se quedará para siempre en tu memoria.
Finalizado este ratito íntimo, solo tuve que continuar el sendero, que atraviesa el enclave, para dejar atrás el yacimiento e incorporarme de nuevo al camino de Santiago pocos metros más adelante.
A la salida de Ventas de Narón hay una peculiar y pequeña capilla, Capilla de la Magdalena, que por muy poquito no pude visitar, y digo esto porque justo llegando yo salía la persona que hasta ese momento debía estar al frente atendiendo a los visitantes. Se dice de este lugar que formó parte de un antiguo Hospital de Peregrinos que pusieron en pié los caballeros templarios. Una placa informativa asegura que en algunas de las grandes piedras que la sustentan aún se puede ver esculpida la Cruz templaria, aunque yo, por más que le di tres vueltas, no logré encontrar ninguna.
He vuelto a parar para almorzar en el mismo lugar que lo hice en 2019, en el Bar Triskel a pié de camino antes de llegar a Ligonde, en un momento en el que empezaba a hacer frío y me apetecía algo caliente. En su terraza nos juntamos todos los comensales andaluces, la pareja de Huelva que me encontré saliendo de Sarria con sus dos perros, y un par de amigos o compadres que hacían también su primer camino, uno de los cuales se parecía enormemente a mi hermano Juan, el mayor de mis hermanos. Tras la comida, invitación a chupito de café, y yo salí huyendo cuando el camarero empezó a preparar una degustación de licor con una mezcla de agua caliente y no se qué más que estaba seguro mi estómago no iba a tolerar.
Desde aquí se sucederá un bucólico camino serpenteando por bonitas capillas que me hubiera gustado encontrarme abiertas, casas viejas con la belleza que aporta la pátina del tiempo en el enclave indicado y otros lugares que también invitan a orar aunque se encuentren al aire libre, como el hito de piedra con una cruz que indica que allí se encontraba un cementerio de peregrinos, donde hoy pastan vacas y florece un sembrado. Estos peregrinos fallecieron en lo que fue un antiguo Hospital de Peregrinos en un edificio contiguo que hoy es propiedad privada, y que imagino que, hartos del interés que muchas personas muestran por conocerlo, han colocado un cartel avisando de que no es un monumento ni es visitable.
Me he acordado de Fernando y lo he telefoneado. Afortunadamente ya está en camino a Sevilla, así que todo ha salido bien. Me he dado cuenta de que no nos hemos hecho ninguna foto juntos, así que espero volver a encontrármelo algún día.
NOTA MARZO 2024: Fernando se puso en contacto conmigo este mes para comunicarme que durante Semana Santa retomaría por fin el camino que no pudo finalizar dos años atrás, y lo haría desde el mismo punto donde lo tuvo que dejar, Portomarín. Me alegré muchísimo por él, porque ya había puesto en orden sus rodillas, y porque se podía quitar por fin esa espinita a modo de objetivo inacabado que se le quedó clavada el día de Todos los Santos de 2022; Buen Camino amigo...
Saliendo de Ligonde, justo frente al Albergue Municipal (que en estos momentos parece cerrado) hay un corto desvío a la izquierda por un estrecho sendero junto a un muro de piedra que salva un trozo de asfalto que nos ahorramos y que imagino forma parte del camino histórico. Lo acompaña un pequeño regajo de agua. Pena que el atajo sea tan corto y volvamos al camino inicial, porque este trocito de paso es muy auténtico.
En Lestedo me he detenido también ante la Iglesia de Santiago y el Cruceiro que domina el espacio verde frente a la Iglesia. Es un lugar tranquilo, con su cementerio al lado. Muchas veces me detengo a sentarme en lugares que a lo mejor no llaman la atención a la mayoría de los mortales, pero me doy cuenta de que no siempre es por la belleza del lugar, ni porque haya algo que diferencie a una capilla de muchas otras en un camino plagado de ellas, sino porque el lugar mismo me invita a pararme, y estoy seguro de que es su energía la que se encarga de ello. Esta conexión se interrumpe cuando un peregrino gracioso que pasa aprovecha el decorado para bromear con sustos y fantasmas a sus compañeros. Así que continuamos caminando...
Y así, con la tarde nublándose por momentos, me he acercado por fin a Palas de Rei. Antes de llegar un bosque urbano desolado a modo de parque me ha invitado a desviarme, ya que no he podido evitar hacerme una foto bajo un árbol de hojas color naranja guapísimo.
Llegado a la población, GPS en mano para localizar mi albergue para esta noche, que no estaba precisamente lejos de donde me encontraba. En un primer momento yo tenía reserva hecha en el Albergue Outeiro, y de hecho ayer mismo por la mañana llamé para confirmar mi reserva, pero por la tarde me llamó el Gerente para avisarme de que se le había roto la caldera y que había desviado mi reserva al Albergue San Marcos. No sé si el motivo era cierto o se lió haciendo reservas, porque en el Albergue San Marcos no me confirmaron que se hubieran desviado más peregrinos, pero en cualquier caso allí dirigí mis pasos. El albergue no está mal, es moderno, con diferentes estancias en el edificio principal y otros edificios anexos. Habitaciones en las plantas superiores y una gran zona común en la planta inferior o sótano. Si acaso, demasiada gente y mucho ruido.
Después de darme una buena ducha caliente, he descansado un rato para asistir después a la Misa del Peregrino a las 19:00 en la Iglesia de San Tirso que se encontraba justo frente al albergue. Esta misa me ha sorprendido, por un lado por la decoración de la Iglesia, y por otro por contar con una enorme pantalla de televisión a un lado donde reproducían con música las oraciones y otros temas religiosos, algunos a modo de karaoke. Es un elemento diferenciador importante, y el caso es que la Iglesia está repleta, y no solo de peregrinos.
Finalizada la misa, he sellado la credencial (que no se por qué, habiendo espacio, el buen hombre dedicado a sellar me ha puesto a San Tirso tumbado) y me he dispuesto a ir a cenar. Para ello me he dirigido a la Pulpería El Caminante, muy cerca también del albergue, un enorme local tipo taberna de toda la vida, con una extensa carta para elegir. Fui a lo seguro y elegí mi combinado estándar, caldo gallego y filete de ternera con patatas, que mira que están buenos los filetes de ternera en Galicia...
Mientras cenaba, no podía evitar fijarme en una señora mayor sentada sola en una mesa cercana a la mía. No estaba consumiendo, y solo parecía estar atenta a la conversación de tres señores mayores que había de pié junto a la barra. Me imaginé que sería familia de los trabajadores del bar, del camarero o la cocinera, que la tenían allí con ellos mientras trabajaban. Me dió un poco de pena y me acordaba de mi madre. Sin embargo, cuando los tres abuelos que estaban en la barra se despidieron del camarero para marcharse, uno de ellos la llamó, resultando que era la esposa de este que en la barra departía con dos amigos, mientras ella esperaba sentada a que "su hombre" terminara para volver a casa a la hora que fuese. Esto me apenó aún más y me di cuenta de que las grandilocuentes campañas de igualdad de las capitales no llegan a todas partes, y si llegasen, a ciertas edades no tienen cabida.
Con este pensamiento me he dirigido de nuevo al albergue, aunque aún no me apetecía meterme en la cama, así que me senté en la puerta para actualizar el blog y echar un vistazo a las redes sociales.
Mañana me dirijo de nuevo a Arzúa, por segunda vez este año y tercera de todos mis caminos. La recapitulación de recuerdos de mi camino de 2019 terminará en Melide, pues a partir de ahí ya tengo recuerdos más recientes, pero en cualquier caso, llegaré con las mismas ganas e ilusión de siempre.
App de seguridad ciudadana de la Policía y la Guardia Civil. Canal discreto y eficaz para solicitar ayuda de las fuerzas de seguridad ante cualquier hecho del que seas víctima o testigo. Entre sus principales funcionalidades destacan:
Chat: contacta a través del chat, envía fotos y vídeos y obtendrás una respuesta inmediata desde el centro de Policía o Guardia Civil más cercano a tu posición.
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17 de Octubre de 2024 . _____________________________________________________ Una consideración MUY IMPORTANTE a tener en cuenta antes de iniciar este camino: es IMPRESCINDIBLE contar con el apoyo de una aplicación GPS o track actualizado para orientarnos ante la incompleta señalización en alguna zona, señalización confusa o desaparición total de ella, pues caminaremos por parajes bastante solitarios y como veremos en posteriores crónicas, prácticamente transformados por los incendios. En mi caso he utilizado la aplicación Gronze Maps , que no me ha dado ningún tipo de problema en la ruta portuguesa, apoyado por un track de la aplicación Wikiloc , disponibles ambos también en enlaces facilitados en el apartado INFORMACIÓN PRÁCTICA . _____________________________________________________ He dormido bastante bien para la cantidad de ruido que había ayer noche en la calle. Me ha despertado antes de hora la voz de algún crío alojado con sus padres que hablaba desde el pasillo, y si ...
14 y 15 de Octubre de 2024. Se me ha hecho eterno esperar a este día. Un larguísimo año esperando de nuevo el momento en que mi mochila y yo nos ponemos de nuevo en marcha hacia un deseado Camino de Santiago. Dejar pasar todo el verano y ver marcharse de vacaciones a todos mis compañeros de trabajo ha sido desesperante, pero por circunstancias laborales no me quedaba más remedio que postergar este camino a la segunda quincena del mes de octubre y los primeros días de noviembre. Mientras tanto he tenido tiempo de sobra para poner en orden mis pies (con una operación del dedo gordo del pié izquierdo de por medio y un tratamiento con diodo laser por metatalsargia en el pie derecho), y renovar el equipamiento. Después de lo vivido en el Camino de Invierno seguido del Epílogo a Muxia y Fisterra el pasado año, decidí que tenía que invertir en mejorar la impermeabilidad y confortabilidad tanto en el calzado como en la ropa, y hasta polainas llevo...; Todos estos preparativos han ido aliment...
16 de Octubre de 2024. Me he levantado a las 7:30, aunque despertar me he despertado mucho antes y varias veces, peor que la noche antes de coger un avión. Por un lado la gente que llegó tarde a dormir aprovechando al máximo la noche de Oporto (totalmente entendible teniendo en cuenta que este es un albergue joven y no particularmente para peregrinos...), el ruido de la lluvia incesante y algo de frío que se colaba por la ventana abierta y que tuve que levantarme yo a cerrar, algo enorme y pesado que se ha caído desde la litera de arriba estrellándose como un peso muerto contra el suelo de tarima, otros compañeros de habitación que se levantaban a la vez que se acostaban los que llegaban tarde, continuando con el ruido de pasos y chanclas que se arrastran de un lado a otro, los cajones metálicos que se abren y se cierran...; por lo tanto la noche ha sido una sucesión de micro despertares, y en todos y cada uno de ellos pensaba que ya iba a sonar el despertador. Tengo los ojos que ...
apasionante!!!! buenisimas las fotos!!!
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